"Cuando empezó la pandemia, había días que quería llorar, porque diariamente salgo a trabajar desde las cuatro de la mañana y en ocasiones solo me llevaba 100 o 200 pesos en todo el día", dijo Raymundo Acosta, quien tiene una trayectoria de 17 años como operador del transporte público.
Raymundo afirma que desde joven soñaba con trabajar en la “ruta” y gracias a que quienes le enseñaron a conducir eran buenos, a los 17 años de edad agarró el volante.
Aunque asegura que le gusta esta actividad, admite que es desgastante, pues su jornada termina alrededor de las 10 de la noche.
“Me gusta porque anda uno en las calles y no te aburres, pero lo que acaba a uno son las madrugadas y a veces hay que comprar un refresco o algo que nos mantenga despiertos, porque como a las tres de la tarde ya me da sueño y no me puedo distraer por la responsabilidad que tenemos”.
En su caso, cuando tiene tiempo suficiente en la base de la organización aprovecha para descansar un rato y luego continúa con su actividad.
De acuerdo con el trabajador del volante, en los meses más fuertes de la pandemia sus ingresos económicos disminuyeron de manera considerable, pero gracias al apoyo de su esposa se solventaron los gastos de su casa.