“Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá esa sea la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen.”

Henry Ford

La reflexión, el sentido de estar, de pensar, de analizar, de soñar, de criticar. Una intensa relación entre el lugar y la persona.

Los espacios que habitamos muchas veces pasan a ser más que el lugar de emplazamiento físico. En otro sentido, se vuelve el alma de la persona. Los creativos e intelectuales por lo general, encuentran un lugar donde el pensamiento se transforma en idea.

Arquitectos, filósofos, escritores, entre otros, han creado sus mayores obras en el lugar que les da identidad que, por lo regular, son espacios poco comunes con lo que el gremio podría imaginar.

Un claro ejemplo del cual me gusta hacer referencia es de la intensa relación que tuvo Martin Heidegger (1889-1976) con su “morada creativa”.

En el verano de 1922, Heidegger se mudó a una pequeña cabaña que construyó en la Selva Negra al sur de Alemania. La cabaña tenía una medida de 6 X 7 metros. A este pequeño lugar lo llamó die Hütte (la cabaña) y fue testigo de las mejores obras de Martin Heidegger.

Todtnauberg, provincia de Alemania, fue para el filósofo alemán mucho más que un lugar físico. En diferentes textos mencionaba que su obra filosófica era parte de las montañas y de que el trabajo que ahí desempeñaba le encontraba a él junto con el paisaje. Sugiriendo que la filosofía transmutaba el paisaje en palabras a través de él, casi sin intermediarios.

Otro ejemplo claro es el refugio que diseñó el arquitecto franco-suizo mejor conocido como Le Corbusier. Otra pequeña cabaña fabricada toda en madera con medidas aún más pequeñas que la anterior de 3 X 3 m. Cabaña que inspiró al libro ¿Cuánta casa necesitamos? Thoreau, Le Corbusier y la cabaña sostenible, del autor Urs Peter Flueckiger. Este lugar fue icónico para pasar sus veranos dedicados a pensar.

Los lugares que habitamos son indispensables en nuestra vida. Un lugar que nos motive, nos inspire, puede ser la herramienta correcta para crear cosas que trasciendan en nuestra sociedad y no necesariamente tiene que ser de una arquitectura emblemática, como vimos en los ejemplos pasados. El espacio puede estar más asociado al emplazamiento, el clima, el paisaje o simplemente a la sensación de bienestar. Por que si de algo estoy seguro es que todos necesitamos un espacio para el simple hecho de pensar.