Las motivaciones para que un artista plástico intervenga un lienzo, un papel, una piedra, o cualquier material provienen de diversos orígenes. Las hay intangibles, íntimas, esas que poseen un tono emocional o espiritual, son las que emergen de la imaginación o ensoñación; y están aquellas que brotan a partir de la observación, fruto de la mirada que devora la luz, las formas, la naturaleza, a los otros, la zoología que le circunde.
Vivir en una urbe, a pie de playa o en la cima de una sierra nevada influye no solo en el estado emocional de los creadores, el contexto que lo rodea se mete en los poros y sale a través de los pinceles, la luminosidad determina la mancha, el manejo del color, el lenguaje que proyecta devela una mezcla indivisible que, en la búsqueda de expresividad auténtica y original da a luz una obra única.
La cordillera que rodea la población de Tepoztlán, su vegetación y clima han seducido a artistas como Gerardo Murillo, el Dr. Atl. Él habitó por un tiempo estas tierras, caminaba sus senderos y sinuosos acantilados, contemplaba la luz cambiante de los atardeceres, las noches colmadas de estrellas. Del mismo modo una mujer como Cordelia Urueta residió algún tiempo en esta población, de sus manos sugieren manchas en colores ocres y azules, amarillos llenos de luz, abstracciones sutiles fruto de la entrega al color y las formas. Esta circunstancia seguramente tiene razones diferentes para que suceda, pues Tepoztlán ha sido refugio no solo de pintores y escultores, también aquí han vivido poetas, escritores y músicos; el séptimo arte y la fotografía han dado pie a un sinfín de magníficas creaciones y filmes.
A partir de entonces y hasta la fecha son cientos los creadores que residen en esta región, y en un ánimo por conocer sus obras, Alejandro Camarena, responsable de la “Posada del Tepozteco” generó la idea de realizar una exposición con algunos de estos artistas. En una compleja decantación que no antepone a unos frente a otros, veinte artistas radicados en Tepoztlán presentaron el pasado sábado 5 de noviembre más de cincuenta obras de arte en la muestra “Artistas en Tepoztlán. Exposición colectiva multidisciplinaria”.
La intención original nació al reconocer que varios de los artistas consolidados habían heredado su oficio a hijos y nietos, y qué mejor que contrastar la proyección generacional con las piezas de cada uno.
De esta manera, se invitó a Lizzet Arditti que cuenta con muchos años de radicar en Tepoztlán para exhibir su trabajo junto a Leilani Grinberg, su nieta; la primera con su depurado estilo exhibió tres óleos de pequeño formato y la segunda tres obras gráficas, el contrapunto resultó interesante. Del mismo modo, la artista Aneleé Rossell, quién vive en Tepoztlán hace más de veinte años presentó dos obras originales, una de mediano formato que vierte en él un grafismo abstracto de colores, y un conjunto de diminutos óleos con flores y motivos naturales; ella impulsó durante más de 16 años el “Taller de Gráfica La Hoja” que formó a diversas generaciones de jóvenes grabadores, entre ellos a Jero Toledo, su hijo. Jero se arriesgó a presentar dos obras digitales intervenidas con la impronta del grafiti, son piezas que atrapan y sorprenden por su representación.
En esta misma línea curatorial, el escultor Eduardo Olbés, que ha creado un magnífico espacio escultórico llamado “Dilao” nos presentó dos piezas de obsidiana, y su hijo Benito exhibió una litografía que da cuenta de su particular leguaje plástico.
Por otra parte, y con el afán de mostrar la diversidad de expresiones plásticas de los artistas en Tepoztlán se incluyeron dos interesantes fotografías de Flor Garduño, y dos de Olin Heitmann, su hijo; el diálogo entre éstas delata una aguda mirada en momentos diferentes. Y bajo este mismo género, dos jóvenes fotógrafos, Pablo Salas Febres y M.F.C.H. nos dan cuenta de sus intereses personales con cinco sugestivas imágenes.
Para entonces y ya con un acervo importante había que equilibrar la exposición con otras obras, por ello fueron convocados artistas de una amplia trayectoria como Roger von Gunten, César Núñez (de quien hacía mucho tiempo no veíamos su trabajo), Bárbara Cruz, José Luis Bustamante, Jocelyne Marmottan, Mauricio Gómez Morín, Marcela Navarrete, MariT y Rosa Velasco. Las piezas que presentan cada uno robustecen y diversifican la oferta plástica.
Roger von Gunten presenta dos magníficas obras originales y una gráfica, su calidad es evidente e indiscutible. Por su parte, Núñez nos devela nuevamente su particular iconografía ancestral a través de cinco obras originales, su trabajo es de una delicado trazo y exigente factura, sorprende. Bustamante es reconocido por sus paisajes místicos y su extraordinario manejo de la luz, dos piezas pequeñas son un remanso para adentrarse en la expresividad de su lenguaje. Bárbara Cruz, alumna disciplinada de von Gunten por muchos años exhibe dos lienzos abstractos. Por su parte, Gómez Morín devela en sus gráficas y un collage la maestría de su oficio, son una lúdica representación de su talento como grabador e ilustrador. Rosa Velasco, fiel a su particular estilo nos presentó tres hermosos collages. Por su parte, Marcela Navarrete, que cuenta con una amplia trayectoria, hace lujo de su calidad y seducción al mostrar una obra de mediano formato, la factura de su pincelada y composición es innegable. Y en esta pléyade de obras de arte está MariT qué, con muchos años como creadora plática nos descubre dos dibujos y una magnífica pieza con un personaje central imbuido en la lectura, la serenidad y composición de ésta destaca por su figuración y dibujo.
Finalmente, y con el afán de darle un sello especial a la exposición, se exhiben tres obras fotográficas de Armando Salas Portugal, gran artista de la lente que recorrió esta población a finales de los años cuarenta, sus obras son un banquete en blanco y negro del viejo Tepoztlán.
La idea primordial de la exposición fue exhibir la calidad de quienes poseen una sólida trayectoria junto a hombres y mujeres con renovadas expresiones plásticas. La exposición apuesta por la pluralidad, “Artistas en Tepoztlán” es una muestra que abona al quehacer cultural de esta región en una equilibrada representación.
Cada artista plástico expresa de manera diferente su visión de la realidad, ellos traducen su mirada a través de obras personales, únicas. El carácter de cada obra demanda del otro la contemplación, solo así entablamos un diálogo en el cual logramos acercamos para sentir el color, las líneas, las infinitas posibilidades interpretativas.
La “Posada del Tepozteco” cree en el arte como medio para dialogar con los otros, con la comunidad, y en un afán por generar nuevas vías de comunicación nos abre sus puertas como una alternativa accesible para disfrutar y adquirir obras de arte en Tepoztlán.
MariT. Cuando fui novia de Cézanne. Técnica mixta.
FRANCISCO MORENO