Trabaja mucho, pero le gusta lo que gana.
Miguel Ángel Noriega Martínez está consciente de que su labor como operador del transporte público implica trabajar más de doce horas al día, pero se consuela porque una de las ventajas es que llega a ganar hasta mil pesos al día.
El trabajador del volante reconoce que su actividad es estresante, pues diariamente tiene que lidiar con el tráfico y a veces con los cierres de vialidades por las manifestaciones, además de que está expuesto a un accidente, como cuando recién empezó a conducir.
A pesar de lo anterior, asegura que seguirá al volante porque desde hace nueve años esa es su única fuente de ingresos y, desafortunadamente, no tiene una profesión.
“Terminé la secundaria y luego me puse a trabajar como albañil con mi papá. Me interesó más el dinero y ya no seguí en la escuela. Hace nueve años fui a ver a un tío que trabaja como chofer en la Ciudad de México y me enseñó a manejar. Por eso empecé a trabajar aquí en la ‘ruta’; me gusta este trabajo porque a veces me llevo hasta mil pesos en un día”.
En su actividad diaria se ha encontrado con pasajeros que pretenden agredirlo verbalmente, sobre todo porque no detiene la unidad donde ellos quieren sino en la parada establecida.
Asegura que cuando eso pasa hace caso omiso pues lo que menos quiere es discutir con el usuario.
“Hay unos (pasajeros) que son buena onda y otros que son groseros. A veces no entienden o no saben dónde es la parada; se enojan y nos agreden porque no los bajamos donde ellos quieren. Me han dicho que si estoy sordo, pero no hago caso”.