Le faltaba un semestre.

Carlos Alberto Caballero Cuevas cursaba el último semestre de la licenciatura en enseñanza del inglés cuando decidió poner pausa a sus estudios y trabajar como operador del transporte público para ayudar a sus papás con los gastos de la casa.

A mediados de 2019 empezó a conducir una unidad de la Ruta 17 y aunque en su momento pensó en retomar sus estudios de nivel superior ahora es un poco complicado, porque en diciembre del año pasado la escuela le notificó su baja definitiva.

“Vine a trabajar a la ‘ruta’ por necesidad porque estaba estudiando la licenciatura en enseñanza del inglés y necesitaba otros ingresos. Llegué hasta el último semestre y me faltó hacer el servicio social; ahorita no he pensado en regresar porque ya me dieron de baja”.

De su actividad diaria dijo que aprendió de su papá, que trabaja en la misma organización de transporte desde hace 15 años.

Su progenitor -afirmó- ha sido su maestro en el volante, pues desde que era menor de edad le enseñó sobre este oficio y ahora que son colegas comparten las experiencias que viven diariamente con los pasajeros.  

Para Carlos Alberto ser operador es una forma honesta de ganarse la vida y aunque reconoce que algunos tienen mala fama, asegura que él trata de ser educado con el usuario.

“Cuando llegamos a la casa platicamos sobre el trabajo. A veces le digo que muchas personas me han preguntado que si soy de aquí porque soy muy amable y mi papá dice que hay muchos operadores que no responden ni el saludo. También me dice que evite pelear con los compañeros, porque el volante es una gran responsabilidad”.