Cuando bajan sus ingresos en sus otra labores sale a la calle.
Aunque desde hace varios años Carlos Sotelo se dedica al comercio, cuando no hay mucho trabajo se encarga de registrar el tiempo de diferencia que llevan los operadores de diferentes organizaciones del transporte público que circulan por el centro de Cuernavaca.
Dijo que aprendió este oficio hace cinco años gracias a su tío, que también es checador de “rutas”.
“Empecé por necesidad porque me quedé sin trabajo y mi tío me dio la oportunidad de trabajar aquí. Antes era comerciante y vendía todo lo que se podía, pero un tiempo me quedé sin trabajo y me vine a checar y no me va tan mal con el dinero”, indicó.
Aunque cada operador le da de uno a cinco pesos de propina, señaló que, en ocasiones, al concluir su jornada logra reunir hasta 250 pesos, lo que alcanza al menos para solventar los gastos de su casa.
Sin embargo, refirió que está en espera de que le confirmen sobre un trabajo de albañilería, donde obtendrá un sueldo fijo, porque desde que llegó la pandemia de covid-19 sus ingresos como checador disminuyeron hasta en un 40 por ciento.
“Voy a esperar a ver qué me dicen, porque sí necesito ese trabajo. Aquí no me va tan mal, pero tengo familia que depende de mí y necesito llevar dinero a la casa, aunque a veces junto muy poco, porque no todos los choferes nos dan el peso”.