Aunque Iván Vázquez trabaja desde hace 15 años como operador del transporte público afirmó que eso no es a lo que se quería dedicar, ya que empezó sus estudios de paramédico, aunque la falta de recursos en su familia lo obligó a dejar la escuela.
“No pensaba ser chofer. Quería ser paramédico y estaba en cursos sobre el manejo de la ambulancia y atención a personas heridas, pero no tuve las posibilidades económicas y tuve que dejar la escuela para empezar a trabajar”, refirió.
A cambio, todos los días impulsa a sus hijos a continuar con sus estudios, pues la vida cada vez es más difícil.
Aunque parece que ser chofer es una labor sencilla, admite que es estresante y cansada, debido a que diariamente dedican más de 16 horas sentados detrás del volante.
“A mis hijos siempre les digo que le echen ganas en la escuela, que no los quiero ver de chofer, porque ellos piensan que es fácil, pero en realidad es difícil. Aquí tenemos que estar sentados todo el día y aguantar el sueño, el tráfico, el estrés y el mal genio de los pasajeros”.
Además -indicó- hay días en los que de plano no se lleva ni un peso a su bolsa porque primero debe reunir el dinero para entregar la cuenta, que son mil 100 pesos, y otro tanto para comprar el combustible de la combi.
Cuando tiene suerte, el entrevistado llega a su casa con 300 o 500 pesos, aunque a veces con mucho esfuerzo junta apenas ochenta.
Reconoce que es una cantidad mínima, pero -dijo- se conforma con no tener que tomar dinero de su bolsa para pagar la cuota diaria a su patrón.
Por esa situación, comentó que ha pensado ahorrar un poco de dinero para comprar equipo y dedicarse a la limpieza de albercas de manera independiente para estar más con su familia, pues sus hijos le han reclamado que está poco tiempo en casa.