Erick Felipe Román afirma que encontró en la “ruta” una forma honesta de ganarse la vida, luego de trabajar por más de 20 años como chofer de camiones de carga, pero lo que no imaginó -dijo- es que sería discriminado por su apariencia.
El trabajador del volante se describe como amable y respetuoso con los pasajeros, aunque lamentó que no reciba el mismo trato de quienes llama “sus clientes” porque gracias a ellos todos los días lleva el sustento a su casa.
En su actividad diaria -indicó- se ha encontrado con todo tipo de personas, desde los que le agradecen por el servicio hasta los que lo ven feo o de plano no se suben a la unidad cuando ven los tatuajes que lleva en los brazos.
“He tenido la satisfacción de recibir buenos comentarios, pero también he escuchado a personas que dicen ‘a mi hija no le gusta subirse a esta ruta porque el señor tiene tatuajes’. Te ven así y no se suben porque piensan que uno es delincuente; me ha pasado en Plan de Ayala, que me hacen la parada y cuando me ven dicen ‘ya no, gracias’. Aunque se siente feo no hago caso porque vengo a ganarme unos centavos, no a robar”.
Felipe Román -de profesión laboratorista granulométrico- contó que antes era chofer en empresas de construcción, sin embargo, dejó esta labor porque tenía poco tiempo para estar con su familia y la ventaja que tiene de trabajar en la Ruta 17 es que puede descansar de dos a tres días por semana y duerme al menos seis horas diarias.
Si bien está consciente de que trabajar tres o cuatro días a la semana significa llevar menos dinero a su casa, dijo que prefiere eso a ocasionar un accidente por conducir cansado, ya que las jornadas son de hasta 15 horas.
“Sé que si manejo cansado puedo ocasionar una desgracia por mi terquedad. Es verdad que el dinero siempre hace falta, pero es mejor llevar poco y trabajar descansado a causar daños a terceros”.