Era albañil pero cambió de actividad porque enfermó de diabetes.
Para Artemio Martínez ser taxista ya no es negocio, tanto que en ocasiones con mucho esfuerzo apenas reúne el dinero para entregar la cuenta, que es de 250 pesos diarios.
El entrevistado trabaja para una empresa de radio taxi con sede en la colonia Pueblo Viejo, municipio de Temixco, pero ante la falta de clientes todos los días hace base en los andenes del mercado Adolfo López Mateos, con la esperanza de realizar algún viaje.
Sin embargo, señaló que a veces espera hasta media hora para encontrar pasajeros y la mayoría son para trayectos cortos, por lo que cobra la tarifa mínima.
“Ya no es como antes. El taxi ya no es negocio, hace ocho años no había ni tiempo para descansar, así como llegabas te tenías que ir y ahorita hay que esperar hasta media hora para agarrar un servicio. Yo soy de Pueblo Viejo, pero si en el mercado no hay viajes en mi pueblo menos. Por eso aprovecho cuando agarro viaje para Cuernavaca y me quedo un rato porque la idea es regresar con pasaje, no me conviene regresarme solo”.
Pese a esa situación, asegura no ha pensado en dejar el volante porque es su única fuente de ingresos y aunque la mayor parte de su vida se dedicó al trabajo de albañilería dijo que actualmente no es opción, pues lo dejó porque enfermó de diabetes.
Según el trabajador del volante, cuando tiene suerte llega a su casa con 300 pesos, aunque hay días en los que llega sin un peso porque lo primero es entregar la cuenta y el dinero para el combustible del vehículo.