“No quería ser chofer porque veía que esta ‘ruta’ tenía poco pasaje, pero me quedé sin trabajo y un amigo me dijo ‘vente para acá, aquí está bien la chamba’ y la verdad en ese tiempo se ganaba mejor que ahora. No quería, porque veía que esta ruta se iba despacio, casi siempre iba vacía y pensaba que la gente me la haría de emoción, pero me animé y aquí sigo”.
Así narró Daniel García Torres su incursión en el transporte público hace 28 años, tras perder su empleo en una fábrica. Desde entonces trabaja como operador en la Ruta 17 y aunque ahora se ríe al contar su historia, asegura que no se arrepiente de la decisión que tomó, pues gracias a este oficio ha logrado mantener a su familia.
Dijo que está agradecido con su amigo que lo invitó a trabajar; sin embargo, admitió que es una labor cansada porque son jornadas de más de 15 horas, por eso cuando el menor de sus hijos manifestó su deseo de ser chofer, le aconsejó buscar una fuente de ingresos donde tenga prestaciones de ley.
“Mi hijo el más chico quiso trabajar en la ‘ruta’, pero hablé con los tres y les dije ‘ustedes busquen trabajo en empresas donde les den seguro porque en la Ruta no te dan nada y si dejas de trabajar no comes; les dije ‘busquen algo mejor’ y me hicieron caso”.
Aunque lamentó que en ocasiones llega a su casa sin un peso porque primero tiene que entregar la cuenta y el dinero para el combustible, dijo que seguirá al volante hasta que el cuerpo le aguante, pues ante la falta de estudios considera que es poco probable encontrar otro empleo.
Además, indicó, le agarró el gusto a este oficio porque no tiene un jefe detrás de él que le dé órdenes a cada rato, como ocurría en las fábricas.