Con más de 480 años de costumbre, los Matacueros son todo un rito conmemorativo del maltrato español de conquista. En Yecapixtla, Morelos, hombres y mujeres hacen uso del recuerdo nostálgico amargo de la subyugación ibérica y la transforman en alegría viviente, tangible en vestuarios, platillos, bailes típicos y una susceptibilidad genuina e histórica que representa al morelense en su memoria colectiva.
Es en Semana Santa cuando el “Sábado de Gloria” da pie al festejo particular de las personas que, con gritos, jaloneos y empujones, lloran riendo la maldad de los españoles que alguna vez sufrieron con profundidad.
Yecapixtla o Yecapitztla se encuentra al oriente del Estado de Morelos y su significado tiene que ver con cerros que ocultan lo “sagrado” o teocalli (pirámide) advirtiendo un misticismo con antecedente olmeca que viste al ambiente como el aroma de la humedad del tiempo que atempera el ímpetu e inspira la consciencia de lo que fue.
Los Matacueros son una tradición simbólica donde “Matacue” significa “el que indaga”, “el que busca”, “el que atormenta”, figurando así al personaje advenido que en su mayoría no comprendió la espiritualidad pragmática del habitante.
La fusión de culturas coloniza o enseña en ambas partes aquello que los edifica como pueblo; en Yecapixtla se respira el mestizaje de oficios y artes autóctonos y europeos enriqueciendo cada actividad que allí se desarrolla.
Los platillos como la cecina de res muy delgada implica una labor ardua y artesanal, pues su método de elaboración obliga maestría en su corte; también hacen tamales en hoja de mazorca de dos variedades de masa: los aguados, para los cuales se muele el nixtamal mojado, y los cernidos, en cuyo caso el nixtamal se seca al sol y así se muele, resultando una harina de maíz. Desde luego, los hay rojos, verdes y de dulce.