“Mi papá también era chofer y por él me gustó el volante. Estudié la prepa y él me decía que no trabajara en la ‘ruta’ porque es muy matado, pero me gustó y a los 17 años aprendí a manejar”, relató Neri Díaz, conductor de una combi de la línea de transporte Intermunicipales.
Aunque tenía experiencia en el manejo, dijo que recibió capacitación sobre el trato al pasajero. Además, su papá le aconsejaba manejar con precaución y evitar hablar por teléfono, porque si se distrae puede ocasionar un accidente.
Si bien reconoce que es una labor cansada porque trabajan más de diez horas diarias, afirmó que no ha pensado en dejar esta actividad, porque es a lo que se quería dedicar desde que estaba en la escuela, pues el gusto por el volante es herencia.
De acuerdo con el entrevistado, en estos días de receso escolar observó una disminución en la demanda del servicio, lo que afecta sus ingresos diarios, debido a que en ocasiones circulaba con cuatro o cinco pasajeros.
“En las vacaciones siempre disminuye el pasaje. Hay días en los que uno baja con cuatro o cinco personas, a veces hacemos el recorrido completo con tres personas y de dinero nos llevamos 50 pesos, pero no hay que rendirse porque solo es una temporada y regresando a clases todo se normaliza”.