Confía en que en unos años dejará el volante.
Aunque Luis Ángel Muñiz tuvo la oportunidad de continuar con sus estudios, a los 17 años de edad tomó la decisión de dejar la escuela, porque su deseo era trabajar como operador del transporte público.
Actualmente conduce una unidad de la Ruta 17 y asegura que no se arrepiente de esa decisión, pues su pasión es el volante y gracias a esta labor ha logrado mantener a su familia y sus hijos terminaron una profesión.
“Me gusta mucho este trabajo y gracias a Dios tengo para mis gastos. Tuve la oportunidad de estudiar, pero ya no quise; le dije a mi mamá que quería trabajar y dejé la escuela. A veces te estresas, pero cuando te gusta tu trabajo, lo disfrutas”.
Afortunadamente -indicó- sus hijos no siguieron sus pasos y siempre les inculcó el estudio para que tengan una mejor calidad de vida.
“Mis hijos nunca vieron el volante como opción de trabajo. Siempre les dije que estudien lo que quieran, pero que sea algo que les guste porque eso harán toda su vida. Nunca les inculqué andar en la ruta, les dije que aprovechen los estudios y no sean como yo, que tuve la oportunidad y no quise seguir”.
Dijo que ser chofer es cansado porque se levantan a las cuatro de la mañana y terminan su jornada a las nueve o diez de la noche. Sin embargo, afirmó que está a gusto en esta labor que realiza desde hace 28 años.
Reconoció que por estar en la informalidad no cuenta con seguro social ni prestaciones, por lo que dentro de unos cinco años dejará este oficio y para solventar los gastos de su casa trabajará como chofer de plataformas.