“Ser chofer requiere mucha responsabilidad. Se gana bien, pero también hay que saber administrarse porque aquí no tenemos ningún beneficio. A mi edad ya digo ‘me hubiera quedado en un trabajo estable para poder pensionarme’, pero uno de joven no piensa en el futuro”, señaló Pedro Velázquez Mercado, quien trabaja como operador del transporte público.

Aunque labora desde hace 34 años como chofer, dijo que quería ser químico industrial, pero por falta de recursos en su familia solo terminó el primer semestre en la universidad, debido a que en ocasiones no había dinero ni para sus pasajes.

Con más de tres décadas al volante, afirmó que ser operador es una labor estresante y demandante, pero gracias a este oficio logró mantener a su familia, aunque también lo llevó al divorcio con su pareja.

“A veces la familia te reclama, te dice que nunca estás en la casa. Yo le decía ‘¿quieres que esté aquí y no comamos?’. A veces no entienden que si no se trabaja no hay dinero, ese era el reclamo diario y por eso también se desestabiliza la familia”.

A pesar de que a sus hijos les inculcó el estudio para tener una mejor calidad de vida, dijo que dos siguieron sus pasos y trabajan en la Ruta 17.

A sus vástagos -indicó- les recomienda trabajar con precaución y ser responsables y amables con los pasajeros, porque gracias a ellos pueden llevar dinero a su casa.

Aunque le gustaría dejar el volante, refirió que seguirá hasta que el cuerpo aguante, porque no tiene otra fuente de ingresos.

“Cuando uno es joven no piensa en el futuro y ve la vida como si fuera un juego o piensa que es muy fácil, pero ya de grande se da cuenta que hacen falta los beneficios de un trabajo formal”.