Eduardo, quien trabaja desde hace mes y medio como operador del transporte público, reconoce que su nueva labor -que aprendió gracias a su papá- es cansada, pero afirma que está a gusto.
“Mi papá es el motivo por el que estoy aquí, fue chofer por casi 30 años y por él me gustó el volante. Es cierto que este trabajo es cansado y un poco estresante, pero me gusta porque se obtienen buenos ingresos”.
Dijo que su papá le aconsejaba buscar otra forma de ganarse la vida, pero su sueño era manejar. Por eso no siguió con sus estudios.
Ahora como chofer -indicó- ha comprobado que este oficio es cansado, porque diariamente se levanta muy temprano para tener tiempo de realizar cinco recorridos; sin embargo, por el cansancio a veces solo hace tres viajes de base a base.
“Mi papá me decía que buscara otra cosa, pero esto me llamó la atención. Cuando era pequeño veía que llegaba cansado a la casa y que casi no estaba. Por eso no quería que me dedicara a esto, pero cuando le dije que quería ser chofer me dijo que le echara ganas, que sea amable con las personas y hasta me enseñó a manejar”.
De sus ingresos económicos, comentó que son variados, pero por lo menos obtiene 300 pesos libres de cuenta y combustible.
El trabajador del volante refirió que se ha encontrado con todo tipo de personas, desde los que le agradecen hasta los que se molestan por cualquier situación, como los pasajeros con credencial del Inapam que -dijo- son muy exigentes y en ocasiones se niegan a pagar por el servicio.