Con más de tres décadas como chofer, José Nazario Linares afirma que esta labor es cansada y estresante, por lo que trató de que sus hijos eligieran otro destino, un trabajo formal con prestaciones de ley y seguro social para tener una mejor calidad de vida.
Sin embargo, uno de sus vástagos no le hizo caso y decidió seguir sus pasos, aunque es - desde hace unos meses- chofer de camiones de carga.
Aunque José Nazario asegura que trató de convencerlo para que buscara otro oficio, no lo logró. Lo que sí pudo hacer -dijo- fue capacitarlo sobre el manejo y cómo comportarse.
“Le decía que buscara otro trabajo, pero no me hizo caso; le gustó el volante y ahora anda en camiones de carga. Lo que siempre le recomiendo es que descanse lo más que pueda y que no agarre los vicios, porque no se llevan con el volante. Además, puede ocasionar un accidente”.
José Nazario explica su historia personal: desde que cumplió la mayoría de edad tramitó su licencia de conducir y durante muchos años trabajó como chofer en empresas de autobuses, aunque hace un tiempo dejó esa labor y desde junio de este año trabaja como chofer del transporte público.
“Me gusta manejar, siempre he hecho esto y cuando dejé los autobuses dije ‘aunque sea un taxi o una ruta, pero voy a seguir manejando porque me gusta’, pero la desventaja es que aquí no hay prestaciones y el dinero apenas alcanza para sobrevivir”.
Comentó que lo más estresante es el tráfico que se genera, especialmente en los andenes del mercado Adolfo López Mateos, aunque también le causa cierta inconformidad el tener que aplicar los descuentos a las personas de la tercera edad, pues en ocasiones suben hasta 40 pasajeros con credencial del Inapam, lo que afecta considerablemente sus ingresos diarios.
“Muchos nomás me dicen ‘con la credencial’ y no muestran nada, pero uno tiene que respetar ese descuento, aunque nos afecta porque solo pagan la mitad”.