Ahora, Vicente impulsa a sus hijos a que estudien una carrera profesional
“Me siento orgulloso de mis hijos. El mayor está estudiando enfermería y está a unos meses de graduarse. Le digo que vale la pena todo el sacrificio que ha hecho y me dice ‘gracias a ti porque siempre me has apoyado’, y lo seguiré haciendo mientras Dios me preste vida”, expresó Vicente Sotelo, quien trabaja como operador del transporte público.
Dijo que tuvo la oportunidad de continuar con sus estudios, pero no la aprovechó porque le gustó más el dinero. Por eso impulsa a sus hijos para que estudien y tengan una mejor calidad de vida, porque ser chofer es una labor cansada y estresante.
Su trayectoria al volante es de 23 años y aunque está a gusto en este oficio, que aprendió de su padre, dijo que es una labor cansada porque trabajan jornadas de más de doce horas. Además, por estar en la economía informal no cuenta con seguro social ni prestaciones de ley, por lo que no tiene derecho a una jubilación.
“Desde que tenía como 12 años me enseñaron a manejar. Me gusta mi trabajo, también he sido taxista porque mi pasión es el volante, pero a mis hijos les digo que sigan sus estudios, que vean que el volante es desvelo, porque uno se acaba y el trabajo no; les digo que busquen algo donde tengan un futuro y puedan tener una mejor calidad de vida”.
El trabajador del volante afirmó que no ha pensado en dejar esta labor, pues a lo que quería dedicarse, por lo que seguirá hasta que el cuerpo aguante.
Afortunadamente -dijo- todavía tiene fuerzas para trabajar y no padece de alguna enfermedad que le impida desempeñarse en esta actividad.