"Llegué para suplir a otro checador, era una persona mayor que ya no se presentaba a trabajar. Me invitaron y acepté, al principio pensé que sería fácil porque sabía leer y hacer cuentas, pero después me di cuenta que tiene su chiste", relató Elías, quien trabaja desde hace 30 años como checador en la Ruta 1.
Aunque recibió capacitación durante una semana, dijo que los primeros días fueron difíciles, pues aunque sabía leer y escribir, se llegó a equivocar con el tiempo de diferencia que debía llevar cada operador.
"Cuando empecé me equivoqué varias veces, al grado de que no pude con el trabajo y un chofer me dijo 'ya mándanos como sea', porque se dieron cuenta que no iba a poder, ya que los primeros carros que llegaron los mandé al final y los que llegaron al último salieron primero; hice un desorden, pero me soportaron porque sabían que era nuevo y aquí sigo".
Afirmó que está a gusto en esta labor, aunque reconoce que por estar en la economía informal no tendrá derecho a una jubilación, pero tampoco ha pensado dejar este oficio porque tiene un hijo que todavía depende de él.
El entrevistado aseguró que ser checador de "rutas" no es fácil, pues depende de ellos que los operadores lleven cierto tiempo de diferencia, que les permita recoger pasaje y no circular vacíos uno tras otro.
"A veces me dicen 'tu chamba está bien fácil, tu chamba es de flojos', pero no saben que si uno se equivoca lo multan; hay que madrugar, a veces no hay descanso y si te enfermas los gastos corren por tu cuenta, porque no tenemos seguro social".