Cualquier familia de clase media puede vivir, relativamente bien, en una casa de alrededor de 70 a 80 metros cuadrados. La amarga realidad dicta que no siempre es accesible para las familias mexicanas. En el mayor de los casos las familias con ahorros, trabajos estables con acceso a créditos o familias con una posición económica media puede acceder y establecer su vida en el rango de vivienda antes mencionado. Pero ¿qué sucede con las familias que no tienen dinero o acceso a un crédito?
El acceso a una vivienda en México es bastante complicado, pese a ser un derecho que acorde a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece en su artículo 4° que “Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa”. El tiempo nos ha dicho lo contrario ya que ese artículo no ha logrado su objetivo.
En México y en particular en Morelos, para tener acceso a una vivienda social, entendida como la vivienda que nace de un apoyo gubernamental, instituto o empresa privada que vende a precios que no se rigen por el mercado, se necesita cumplir con requisitos de un trabajo estable que cotice en algún instituto de crédito, ser derechohabiente o tener la capacidad de ahorro, lo que suele ser bastante complicado para las familias.
En México, los principales coordinadores de otorgar subsidios para la vivienda son: el Infonavit, Fovisste, Fonhapo, SIF y CONAVI. Este último es el coordinador de política de vivienda.
Por otro lado, en Morelos existe el Instituto de Crédito para los Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado de Morelos (ICTSGEM). El común denominador de todos ellos es que se debe estar afiliado a través de un patrón. En pocas palabras, contar con empleo estable con prestaciones de ley. La realidad es que no todos tiene un empleo formal. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el nivel de trabajo informal en México se ubicó en 31.3 millones de personas. Esto corresponde al 55.6% de la población ocupada.
La problemática se incrementa día a día si tenemos en cuenta que para el año 2050 el 70% de la población mundial vivirá en ciudades.
Morelos es el colmo en materia de vivienda social, es el estado con uno de los mayores déficits habitacionales de México y con menor producción de vivienda asequible. De acuerdo al Registro Único de Vivienda (RUV) Morelos construyó en 2022 604 viviendas catalogadas desde económica con un rango de costo de $345,000 m.n. a popular B3 con un rango de costo de $585,017 m.n.
Lo más alarmante de la situación es que Morelos no tiene una política pública de vivienda activa, la última vez fue en el año 2010 con la creación del Instituto de Vivienda del Estado de Morelos, sin embargo, no ejerció labores, fue una simulación del gobierno en turno por crear políticas publicas sin valor social ni voluntad política.
La construcción de vivienda social por años ha caído en manos de empresas privadas y son ellos los que determinan cómo debe de ser una vivienda “digna”, sin mencionar el fenómeno urbano de desigualdad que provocan sus conjuntos habitacionales. En numerosos artículos he expresado mis inquietudes por regular la tierra y por dejar a las desarrolladoras sin conciencia social fuera de la construcción de la vivienda económica.
El mercado de la construcción de vivienda social, desde los “ojos” de los desarrolladores, no es suficiente para su negocio. En cambio, construyen vivienda precaria a bajo costo en enormes cantidades, fuera de los polígonos de contención urbana y la venden con la premisa de ser “vivienda vacacional” a costo de clase media.
La problemática es más profunda de lo que parece: los gobiernos en Morelos no intervienen en ningún momento en la planificación, construcción y venta de la vivienda social, todo el mercado pertenece a las desarrolladoras privadas. Si tan solo el Estado tuviera la voluntad de crear políticas de vivienda que beneficien la construcción de conjuntos habitacionales intraurbanos de vivienda social, el déficit y la vivienda precaria seria historia. Es el momento en la historia de Morelos de poner el ejemplo y ser uno de los primero estados en construir conjuntos habitacionales de vivienda social. Luchemos por las políticas públicas correctas y continuemos hacia un Morelos mejor.