Aunque afirma que le gusta su trabajo, Alejandro Romero Castro admite que que una de las desventajas de su labor es que a veces no tiene tiempo para comer a sus horas y además tiene que madrugar para llegar a tiempo a la base para poder realizar al menos cuatro recorridos.
Comentó que su papá, quien es chofer de autobuses, le aconsejaba estudiar una profesión para tener una mejor calidad de vida, pero no hizo caso y decidió empezar a trabajar.
"La ventaja es que me gusta mi trabajo y lo hago con gusto, pero la desventaja es que a veces llegas a la base y te tienes que ir; no hay tiempo para comer o para descansar. Mi papá me decía que buscara otra cosa, que no me dedicara a esto, pero me gustó esto porque él es chofer de autobuses".
Dijo que en su actividad diaria se ha encontrado con todo tipo de personas, desde los que son amables hasta los que se molestan por cualquier situación.
Por ejemplo, indicó, hay pasajeros de la tercera edad que quieren pagar cinco pesos por el servicio, pero no muestran la credencial del Inapam y cuando les hace la observación se molestan y dicen "¿qué no ves mis canas?".
"No me gusta pelear con ellos, aunque hay muchos que son groseros, pero dejo que se pasen y recibo sus cinco pesos, aunque en ocasiones perdemos hasta 200 pesos por los descuentos y por personas que aprovechan cuando la 'ruta' va llena y no pagan”.