Álvaro Hernández, quien desde hace 30 años es operador del transporte público, actualmente se puede dar el lujo de trabajar solo cuatro a cinco días a la semana, pues sus gastos disminuyeron, ya que sus hijas crecieron y ya no dependen de él.
"Ser chofer es un trabajo honesto. Mi papá decía que cualquier oficio es bueno y si lo haces bien, ganas bien. A mí me gustó el transporte y aprendí bien, pero ahora solo trabajo unos días porque ya no tengo la presión de mantener a los hijos; ahora solo trabajo para los gastos de la casa, pero ya son menos".
Contó que aprendió este oficio gracias a uno de sus hermanos, quien hace unos años emigró a Estados Unidos en busca de una mejor calidad de vida.
Aunque Álvaro estaba a gusto en esta labor, dijo que hace unos años también emigró al país norteamericano porque su sueño era tener su patrimonio y sabía que con sus ingresos como chofer de "ruta" le llevaría varios años construir su casa.
El entrevistado afirmó que le gusta ser chofer del transporte público y aunque lo han invitado a trabajar en empresas de autobuses, no ha aceptado, porque ese cambio implicaría dejar de ver a su familia por días o semanas.
Aunque Álvaro no tuvo oportunidad de estudiar una carrera profesional, indicó que a sus hijas las motivó para que terminaran por lo menos el bachillerato.
"Estudié hasta la secundaria porque en ese tiempo mis papás no tenían dinero. Afortunadamente mis hijas estudiaron hasta donde quisieron y ya hicieron su vida, y yo seguiré en el volante hasta que Dios quiera, porque aquí no tenemos opción de jubilación, solo ahorrar para cuando ya no pueda seguir trabajando".