Israel Juárez Arteaga afirma que en los casi 30 años que tiene como operador del transporte público no ha recibido una sola queja de los pasajeros, sino que, al contrario, la mayoría le han agradecido que los trate con amabilidad.
Indicó que por esa conducta se ha salvado de los castigos que se le imponen a los operadores cuando algún pasajero se queja ante la organización.
"Afortunadamente nunca me han asaltado y los pasajeros tampoco se han quejado de mi, porque trato de ser amable. Por eso nunca me han castigado, como a otros compañeros".
El entrevistado
Aunque le gusta su oficio, el entrevistado recomendó a los jóvenes que aprovechen la oportunidad de estudiar, porque esta labor es extenuante, ya que a veces no tienen tiempo ni para comer y menos para descansar.
Dijo en ocasiones trabaja doce días consecutivos y descansa tres o cuatro, pues está consciente de que conducir desvelado podría ocasionar un accidente vial.
"Tengo cinco hijos y les di estudios hasta donde quisieron. Todos terminaron por lo menos la secundaria y ahorita ya hicieron su vida; ninguno depende de mí, pero siempre les inculqué el estudio".
Refirió que él con mucho esfuerzo llegó a segundo de primaria, porque a los nueve años de edad empezó a trabajar como canastero en el mercado Adolfo López Mateos, en Cuernavaca, para ayudar a su mamá con los gastos de la casa.
Dijo que seguirá al volante hasta que el cuerpo le aguante, pues considera que a sus 54 años difícilmente podría encontrar un trabajo estable.