Josué Peña asegura que ha vivido un sinfín de anécdotas en su labor como chofer del transporte público, pero la que más recuerda ocurrió hace unos diez años, cuando laboraba como taxista y tuvo que trasladar a un niño a un hospital porque el pequeño ingirió una bebida tóxica.
"En ese tiempo manejaba un taxi, cuando una señora me hizo la parada; me dijo que la llevara al seguro porque su niño había tomado cloro. Los llevé al hospital y durante el camino tocaba el claxon para que los demás nos dejaran pasar, pero a veces la misma gente te bloquea".
Aunque tuvo complicaciones para llegar al IMSS, dijo que afortunadamente llegó a tiempo y el menor fue atendido.
Actualmente, Josué conduce una "ruta" y se ha encontrado con todo tipo de personas, desde los que le agradecen, los que están de mal humor y otros que pretenden viajar gratis.
"Hay gente que te quiere tratar mal, pero no hago caso porque de por sí te estresas por el calor y el tráfico, y lo que menos quiero es pelear con el pasaje; yo vengo a ganarme el pan de cada día".
Conducir unidades del transporte público -indicó- es una labor cansada, pues trabajan jornadas de más de 15 horas diarias y en ocasiones descansan solo cada mes.
Sin embargo, afirmó que está a gusto en este oficio -que aprendió de su padre- y con el cual ha logrado mantener a su familia.