Después de trabajar por más de tres décadas como operador del transporte público, Marcelo Alpízar García tiene pensado dejar el volante y perseguir su sueño de ser músico.

Señaló que desde niño soñaba con algún día poder tocar un instrumento musical, por lo que hace cuatro años se incorporó a un grupo que ameniza fiestas de todo tipo.

En esta banda, Marcelo se encarga de tocar el bajo eléctrico y asegura que está a gusto, porque al fin cumple su sueño, aunque reconoce que el pago es mínimo, pues trabajan por evento.

Afortunadamente, dijo, tiene la oportunidad de trabajar en la “ruta” y en los eventos para obtener un ingreso extra.

Ser chofer -refiere- es una forma honesta de ganarse la vida, sin embargo, lamenta que este oficio le costó su matrimonio, ya que en su momento su expareja le reclamó el hecho de que pasaba más tiempo en el trabajo que en su casa.

“Es un trabajo bonito. Me gusta manejar, pero es muy estresante y demandante. Mi familia se llegó a molestar porque no estaba en la casa y se terminó mi matrimonio”.

Aunque le gusta manejar unidades del transporte público, ha pensado dejar este oficio dentro de dos o tres años, porque asegura que es mucho estrés lidiar con personas que están de mal humor y con el tráfico.

Además, afirmó que respetar los descuentos a las personas con credencial del Inapam afecta considerablemente sus ingresos, debido a que en todo el día al menos 30 adultos mayores abordan su unidad.

Algunos -indicó- no muestran el plástico, pero no pueden decirles algo porque se molestan y si lo reportan ante la organización, puede ser acreedor a un castigo de tres días, sin goce de sueldo, lo que no le conviene.