“Mi papá también fue chofer y de ahí me nació la pasión por este oficio. Actualmente sólo trabaja los fines de semana como chofer, él no quería que me dedicara a esto; me decía ‘estudia’ pero siempre me gustó el volante y sólo llegué a la prepa”, relató Carlos Martínez Andrade.
El entrevistado trabaja como operador del transporte público desde hace diez años y aunque está a gusto en este oficio, señaló que ha pensado buscar trabajo en empresas refresqueras, para tener seguro social y prestaciones de ley.
Dijo que como chofer de “rutas” no le va mal económicamente, pero es una labor cansada porque trabajan jornadas de hasta 15 horas y solo tienen derecho a descansar siempre y cuando consigan un sustituto, pues la unidad no puede detenerse.
El chofer asegura que en ocasiones descansa una vez al mes, pero sin percepción económica.
“A veces pienso cambiarme de trabajo, pensando en el futuro y los beneficios como el seguro social para mi familia, pero la situación económica es lo que me ha detenido, porque como chofer tienes una entrada de dinero diario y en las empresas te pagan por semana o quincena”.
Afirmó que el suyo es un oficio que heredó de su padre, quien gracias a esta actividad sacó adelante a su familia.
“Mi papá no me quería enseñar, pero me decía ‘aprende y yo te digo si lo haces bien o no’. No quería que siguiera sus pasos y aun así me daba consejos. Creo que me gustó el volante porque cuando era niño lo acompañaba a su trabajo”.