Antes de las seis de la mañana Alberto espera a su primer cliente en el mercado ALM.
Alberto Herrera asegura que es uno de los primeros taxistas que hacen base en los andenes del mercado Adolfo López Mateos (ALM), en Cuernavaca, y antes de las seis de la mañana realiza su primer servicio.
Su jornada laboral comienza antes de que salga el sol, termina alrededor de las once de la noche y trabaja de lunes a domingo.
Hombre de 46 años de edad, esposo y padre de familia de tres hijos; dos son independientes y la menor continúa sus estudios de nivel básico. Además, se hace cargo de los gastos médicos de su mamá, quien está en cama desde hace año y medio.
Alberto es chofer de taxi desde hace 15 años, tras renunciar a su trabajo de albañil, un oficio al que se dedicó durante 15 años y lo dejó porque implicaba cargar materiales pesados y estar expuesto a los rayos del sol casi todo el día.
A diferencia de la albañilería, dijo, el taxi es un oficio tranquilo, aunque inseguro, ya que lo han asaltado en unas cinco ocasiones. Sin embargo, no ha pensado dejar el volante porque es su única fuente de ingresos.
A decir del trabajador del volante, no sólo le afecta la situación de violencia, sino también la competencia de las aplicaciones como Uber y Didi, debido a que sus ingresos han disminuido hasta en un 50 por ciento.
Por ejemplo, afirmó, antes realizaba entre 30 y 40 viajes diariamente, y en la actualidad con mucho esfuerzo hace 15 o 20, siempre y cuando trabaje horas extra.
“Por esa situación trabajo hasta las once de la noche para llevar más dinero, cuando antes a las siete de la noche ya había juntado el dinero de la cuenta y la gasolina. De momento no pienso dejar el taxi. Todavía me siento bien para seguir trabajando, y cuando la vista me falle entonces dejaré el volante porque puedo ocasionar un accidente”.
Comentó que en ocasiones sus ingresos son de 600 pesos libres, aunque hay días que no se lleva ni un peso.