Aleqs Garrigóz publicó por primera vez su poemario Abyección en 2003, pieza literaria que celebra con una edición conmemorativa a sus más de 20 años. Lo hizo público a sus escasos 17 años (como los mejores, como Rimbaud) y lo reedita a sus ya 38, sin pena, buscando aún la gloria. Garrigóz sabe de trabajo, ha sido astuto, tenaz. Su evolución es evidente en sus muchos poemarios, posteriores a este primero en mención.
Más allá de la constancia, ¿qué hay en la poesía de este autor para destacarlo? De entrada, la edad, porque se entiende que un poeta adolescente respeta la primera intención, la voz primigenia, la pulsión mística, el estilo puro. Sale lo que es, no lo que ha estudiado en libros o en clases.
Es Abyección, además de un poemario breve, un autorretrato, que inicia con el poema Soy, donde el autor dice ser: “cadáver usado,/ retazo con sangre y pus”. Añade: “Extraño ser/ siempre dispuesto al martirio, escupido por cerdos y esclavos,/ amante de lo torcido”. Estos versos son casi todo el poema y también una declaración de principios.
Con los años, Garrigóz se ha distinguido por ser, precisamente, una rara avis en la vida cultural de Guanajuato y en las letras mexicanas. No ha requerido maestros intelectualoides, círculos viciosos ni contubernios. Su prestigio, de muchos conocido, es el de hombre libre, de grandes pasiones, que despierta la admiración a la par de la animadversión (y ninguna parece importarle demasiado).
Hablo de su vida, o de su figura pública, porque él mismo lo hace, al exhibirse en su poesía como quien se refleja en un espejo en la calle. Nadie puede decir que Garrigóz sea una persona normal, por fortuna, sigue siendo un extraño ser.
Garrigóz presenta también escenas grotescas de un México que en dos décadas no ha hecho sino acrecentar su podredumbre. Del poema Imagen cero: “Una niña reposa sobre sus heces,/ dependiente de una jeringa./ Duerme casi todo el día./ Su casa es un basurero/ en un callejón sin salida”, que remata con: “no está tan perdida:/ aún le queda perder la vida”.
La vida del Aleqs de 17 años es más bien sórdida, algo que mantendrá por años y poemarios. En Preludio a una oda a tus zapatos, confiesa: “Ayer fue un día de suerte:/ pues, aunque no pude verte,/ encontré tus zapatos abandonados en una banqueta./Y me detuve a lamer sus suelas”. Es una paradoja (la suerte denigrante), imagen de la soledad, metáfora de lo bajo (la suela) y de lo sucio (el piso) del amor no correspondido.
Poemas existencialistas, poesía centrada en la persona, digamos, que llega a extremos, al paroxismo, desde un lenguaje casi nítido: “Nada como sentirse nada./ ¡Nada como saberse nada!” Primero la idea de no ser, luego la certeza de la vacuidad, como una exaltación de la identidad, en el poema Asentamiento del adicto suicida. Adicción y suicidio son temas que no abandonan las páginas de Garrigóz.
Siguiendo la metáfora del ser degradado, el autor baja más en su escala, ya no solo es el suelo, sino el subsuelo lo que lo define: “He nadado en aguas estancadas/ y me he confundido con ellas”, del poema Reconocimiento; nueva estocada a la dignidad; identificación con el fango. Las aguas estancadas, que pueden ser la sociedad pútrida (o los las sombras del que escribe), donde el poeta se siente identificado, batido en la mugre, en la superficial profundidad de los charcos y las cloacas.
A la mitad del poemario hay un encuentro, algo mágico, expuesto con sutileza, quizás con un lugar común, pero con versos conmovedores, por inocentes: “Me he vuelto su aliado,/ se ha vuelto mi amante, me he vuelto su amigo”, del poema Ambos; la dualidad hecha posibilidad, que remata con otra definición marginal: “Ambos tontos,/ ambos dispuestos… ambos niños”. El amor, la confianza más allá de los límites.
Hay más muerte, pérdida y contradicción en Abyección, como en todo Garrigóz, cuya obra, dividida aún, podría leerse como un solo poema a la angustia de vivir, a la alegría de sufrir, a la pena de amar, a la nostalgia de no morir. “Perdón —dice—./ Me equivoqué al nacer”. Larga vida a Abyección, a los poetas jóvenes y honestos, quienes viviendo con intensidad revelan las angustias del ser sin tapujos.
Puedes leerlo acá: https://issuu.com/elmensuediciones/docs/abyecci_n_-_aleqs_garrig_z
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