En 2014, Tusquets México publicó Vestido de novia de Socorro Venegas. Novela breve, cuenta la anécdota nostálgica de una lejana tragedia. En 2025 será lanzada la versión revisada en México, más una edición argentina y otra española. Aquí mi lectura salvaje de esta obra tan personal.
Lo llamo autoficción, porque, aunque parezca innecesario, hay que decir que algunas obras literarias son más cercanas a la realidad de quien escribe que otras. Venegas vivió un buen tiempo en Cuernavaca, Morelos, ahora en decadencia, pero cuyas glorias la autora alcanzó a disfrutar en los noventa. Vestido comienza en un cementerio, Jardines de la Paz, al sur de Cuernavaca, donde, por cierto, están sepultadas Elena Garro y su hija.
No es una simple coincidencia, la Ciudad de la Eterna Primavera guarda homenaje a sus personajes ilustres. Por ejemplo, en Ocotepec hay una tumba falsa de Iván Illich, que el pueblo colocó porque allá vivió el apóstata. La misma Socorro es famosa en la tierra de Zapata por su labor cultural y literaria, en medios, por cuenta propia y en gobierno.
Todo en la novela es simbólico: el nicho de un marido muerto accidentalmente o no, la mudanza, el vestido de novia, el tiempo, la música de Juan Gabriel, los anillos… La historia comienza cuando Laura va a pagar la anualidad del nicho de Aldo. Para entonces, ella ha rehecho su vida, como se dice, está casada y es madre, pero mantiene la lealtad al difunto por amor, culpa o arrepentimiento. Es un buen drama interno el que comparte, entre diálogos y frases lapidarias.
Nos cuenta, con saltos analépticos, su equilibrado presente y su incomprensible pasado. Antes, Laura fue joven e intensa, hasta que el absurdo llega a su vida. La partida de Aldo parece marcar un parteaguas en su vida, un misterioso renacer desde el duelo, que en este caso se prolonga más de una década, lo que dramatiza aún más el asunto. No hay idealización del tiempo ni del hombre en su recuerdo: mira atrás como quien quisiera limpiar la casa antes de salir a un largo viaje; es imposible y Laura lo sabe, por eso lame sus heridas.
Vestido es el claro ejemplo de que escribir puede ser el mejor recurso para cerrar un duelo y comprender el devenir propio. El duelo de Laura, el de Socorro. Por momentos, la protagonista se va alejando de las cenizas mediante reflexiones sórdidas, pero luminosas: «El vestido que duraría mucho más que nuestro matrimonio» (p. 62), «alguien me unió para siempre a este muerto y me hizo eternamente responsable de sus cenizas» (p. 59).
Laura resuelve, para sacudirse al extinto, «Que si hubo una traición, la cometió él» (p. 74), pues la muerte, en tanto que fin de un vínculo, es el término unilateral de un contrato para la eternidad (resuena Juanga). El dolor es para los vivos, quienes, sin quererlo ni temerlo, se quedan agarrados de la brocha, colgados del sentimiento y de los imperativos sociales.
El amor es el hogar de los amantes, como dicen dialogando Laura y Aldo; entonces, ¿qué pasa cuando se caen la mitad de las paredes de ese refugio? Es más que un vacío. La pérdida así es un terremoto que devasta y deja expuesta la intimidad, permitiendo que cualquiera opine y malinterprete.
Terminar un duelo es alcanzar la libertad, nos dice Venegas. Solo es posible vivir en plenitud cuando se ha resuelto el dilema de la muerte ajena y propia del (quizás) primer amor, que a fuerza de bien recordarlo será un inquilino y no un invasor en el corazón de la doliente.
Estoy convencido de que Venegas entremezcla su personaje con su persona y que también revela parte de su ideario de escritora, con oraciones como: «Yo detesto dar explicaciones, prefiero decir mentiras» (p. 44) o «Cuando no puedo dormir, soy una especie de memoria de la noche», ambas honestas definiciones del oficio de escritora.
Por último, está claro que la autora se esmera con ahínco en escribir con precisión y claridad, lo que se agradece y se disfruta. Vestido es la sublimación del amor y de la herida, una novela conmovedora y el homenaje a un amor que trasciende y por eso gana su lugar en la Historia.
#danielzetinaescritor #unescritorenproblemas #escritorasmeicanas #socorrovenegas