Benditos los que eran ellos y después comenzaron a ser otros, como Los Rigos; sé que son muchos, pero yo he conocido a dos.
El más reciente lo encontré en las redes sociales. Estaba con un bote azul en la mano. Llevaba pelo largo, lentes oscuros, chaleco, botas, cantó el fragmento de la canción “lamento de amor”. Era como si el famosísimo Rigo Tovar estuviera ahí, la misma voz, los mismos gestos.
Cumplirá sesenta años en julio y antes de ser el Rigo Lagunero tenía nombre de humano, se llamaba José Martín Moreno Reza, se dedica a cantar, no tiene otro oficio; da sus shows en cumpleaños, salones de fiesta, ferias, fiestas particulares o donde lo llamen.
Nació y creció en el Municipio de Lerdo, Durango, en la Comarca Lagunera.
Se dio cuenta que tenía un don, el del canto, dese que era muy morro. Siempre andaba cantando, donde quiera, solo, y cuando había gente también se ponía a cantar. Le gustaba mucho las canciones de José Alfredo Jiménez y Vicente Fernández, en particular “Gracias”, “La media vuelta”, y “Tu camino y el mío”.
Sólo estudió la primaria y desde que se salió de la escuela, realizó muchos trabajos, jornaleros, recolector de verduras, regador, le daba al azadón, hasta fue chalán de albañil, todo por ganar dinero para subsistir; pero aunque cambió de oficios su gusto por la cantada y su aprendizaje de la guitarra lo fueron llevando poco a poco a buscar espacio en un conjunto musical, llamado Embajada tropical, grupo versátil, con el que comenzó en los ochenta.
Ahí era el vocalista y cantaba canciones de todo tipo, Bronco, Temerario, Banda Machos, de todo.
La primera vez que supo de Tovar estaba morro, lo vio en un disco LP de su hermano que le lleva como diez años. Le gustaba escucharlo porque estaba de moda, él prefería la música vernácula, Cornelio Reyna también estaba de moda, Rigo era algo lejano, nunca se imaginó que con los años se volvería él.
Recuerda que comenzó a imitar a Rigo hace más de 30 años, en las cantinas y en los bares.
La primera rola que se echó fue Mi matamoros querido, luego Lamento de amor, El sirenito, Carita de ángel, la cantina se llama El Superior.
Ala gente le gustó mucho, a pesar de que en las cantinas los parroquianos muy difícilmente escuchar al cantante, su tono, su interpretación; ellos están platicando y suben el volumen de la voz para dejar al cantante que se desgañita al fondo cantando con sentimiento.
A pesar de que se sabía todas las rolas de Rigo y las practicaba, no quería aparecer como el imitador de Rigo, porque él seguía vivo: murió el 27 de marzo de 2005, en la Ciudad de México.
“Me sabía las canciones de Rigo, no lo quería interpretar hasta que Rigo falleciera. A la gente le gusta cuando la gente muere. Se murió Jeny Rivera y puro Jenny Rivera, no van a aceptar a un imitador de Rigo si está vivo”.
No conoció personalmente al cantautor de “Mi testamento”, pero a punto estuvo. Cierta vez, se anunció la llegada del Rigo Tovar a Villa Juárez, Durango; alternaría con Los Fredys, que también estaban de moda. Claro que lo iría a ver, pero de último momento le salió una tocada con el grupo con el que andaba de vocalista y ya no fue.
Por allá por el 95 o el 96, después que cantó en El Superior, lo comenzaron a llamar a otros lados, aunque seguía cantando en los bares y cantinas.
No se olvida que lo invitaron al bar El Bananas, y ahí los dueños le preguntaron cómo lo anunciaban, no podían ponerle Rigo Tovar, entonces le sugirieron que Rigo Lagunero, y a él le cuadro. Desde entonces se presentaría como con ese nombre.
Después de los bares lo comenzaron a buscar restaurante, negocios, en donde iba a verlo las familias.
En los salones llegan familias y ahí si ponen atención al cantante, le piden canciones, entonces comenzó a poner más atención en su interpretaciones, en cómo imitaba a Rigo, sus lentes, su chaleco, su botas, su cinturón, más cuidado en la manera cómos e vestía, actuaba e interpretaba. Ya no estaba con los borrachos. No era parte del ambiente, era el foco de atención y eso sí que era una enorme responsabilidad.
Fue por ese tiempo cuando lo invitaron a la Ostionería Mazatlán, con la familia Oropeza. Es un alón bien grande, otro nivel de gente.
Recuerdo que fue un 10 de mayo, el negocio estaba a reventar. Cuando llegué como que me dio nervios, pero ya estaba yo ahí, y me aventé. Fue todo un éxito, a la gente le gustó mucho y yo salí muy contento con lo que había logrado.
Desde ahí lo comenzaron a llamar a otros salones y fue con gusto.
Esta actuación memorable lo conectó con Mary Mendoza, del Club Rotario, que organiza cada año la Feria del Pueblo, de Torreón, quien andaba buscando artistas para que se presentaran en ese evento.
Ella se puso en contacto conmigo y me invitó para que formara parte de los artistas que se iban a presentar, y al principio yo no quería, la mera verdad tenía miedo. Era mucha gente. Había cantado en salones grandes, pero al aire libre.
El 15 de septiembre me presenté al teatro del pueblo de la Feria de Torreón, y cuando vi que estaba llenísima la plaza me entró un miedo terrible.
La señora Mari me animo y me dijo que la gente ya me conocía y que me recibirían bien, que era mi oportunidad de triunfar, así que después de invitarme un trago, me anunciaron y yo salí a dar lo mejor de mí.
Fue un éxito total, a la gente le gustó muchísimo. Por ahí tengo un reconocimiento por mi participación.
Ha sido el mayor número de personas para la que he cantad, eran como mil 200, pero yo veía más, miles de personas.
Desde ese momento me comenzaron a llover contratos y no hemos parado, a veces hay más, otras menos, pero la gente me recibe con mucho cariño cuando me presento.
Le gustan todas las canciones que cantaba Rigo, particularmente “El día que seas para mí”, “Amor imposible”, “Te dedico mi canción”, y “Qué manera de perder”, muchas veces ha llorado con ellas, aunque la gente no lo pueda ver porque usa lentes oscuros.
Las muestras de cariño no se hacen esperar en su barrio y en sus presentaciones.
En varias ocasiones le ha tocado que se presenta a una fiesta y le dicen que se esconda, entonces, llevan a la cumpleañera o cumpleañero con los ojos tapados, que es fans de Rigo Tovar, y cuando está frente a Rigo se destapa y ve al cantante y Rigo comienza a cantar. Eso es algo que le gusta mucho.
En sus presentaciones no falta la gente incrédula que cree que está haciendo play back, entonces le dice a su DJ que suspenda el sonido y la pista, y les canta a capella, a un lado de él, y las personas se sorprenden.
Rigo Lagunero ha hecho presentaciones sólo en su estado y municipios aledaños, pero le han ofrecidos contratos en otros lados de la república:
“No ha salido a otros lugares. Me han llovido contratos en Michoacán, Toluca, Puebla, Ciudad Juárez, pero le zacateo por la inseguridad. Me gustaría ir, tengo un amigo que se llama Tony, desde hace mucho me quiere llevar a Monterrey, y ahora sí me voy a animar”.
Rigo tiene una página en Facebook desde donde promociona su trabajo y muestra sus funciones y conciertos, https://www.facebook.com/profile.php?id=100075921765135
También está en Yourube como https://www.youtube.com/@Rigo-lagunero
Dice que las redes sociales le permitieron llegar a más gente y que también posibilitaron más contactos para más presentaciones.
Durante al pandemia por el Covid estaba muy preocupado porque no hace otra cosa más que cantar, a eso se dedica, y en todo el país se prohibieran las concentraciones masiva, así que pensó que no iba a ver trabajo:
“Fue cuando más trabajo tuve. Me llamaban en las casas ye n la sala o en la cochera, donde fuera, llevaba mi equipo y me instalaba para cantar. Por más pequeñas que fueran las reuniones, yo le entraba, era trabajo y la gente se distraía un poco. Me fue muy bien”.
Como cualquier cantante, cuida su voz, que es su instrumento musical. Se echa su cigarrito, sus cervecitas, su tequilita, pero hasta ahí. Cuando va a sus presentaciones, se puede comer todo el hielo que quiera, beber frío, pero una vez que comiza a cantar no puede beber nada frío, nada, porque le afectan las cuerdas bucales. La voz de Rigo es natural, el no imita, interpreta, no se esfuerza, puede cantar horas y la garganta le responde, siempre que no se le enfríen las cuerdas bucales.
En cada concierto, en cada presentación, Rigo lagunero rinde un homenaje al maestro Rigo Tovar, a quien le debe esta nueva vida, que le gusta mucho porque da felicidad a las personas con su voz y con su canto.
“A veces, cuando estoy cantando, cierro los ojos, para ver lo que sentía Rigo cuando cantaba y ya estaba ciego, es algo muy chingón”, dice Rigo Lagunero.
-Y ese
-¿No reconoces la voz?
-Sí, es el Rigo, ¿verdad?
-Sí.
-Pero Rigo Tovar ya murió.
-Murió el primero, pero hay un chingo por todos los barrios de México.
Rigoberto Tovar García, nacido en Matamoros, Tamaulipas, el 29 de marzo de 1946; sabe que fue un cantante y músico que dominaba géneros como los boleros, cumbias, baladas, bolero ranchero, Trio, heavy metal, cha cha chá, porro, norteñas, música tejana, chicanas, villancicos, canciones infantiles, rock and roll y música clásica con orquesta sinfónica, banda sinaloense.
En 1979 rompió un récord de asistencia para un solo artista en Monterrey, Nuevo León: en las márgenes del río Santa Catarina reunió a más de 400,000 personas, y los periódicos El Norte y El Sol de Monterrey declararon que "Rigo Tovar llenó más que el Papa", ya que Juan Pablo II reunió a 300,000 personas cuando visitó el mismo sitio.
En México se registraron más de 445 club de seguidores de Rigo Tovar y que grabó los siguientes álbumes: Matamoros querido (1972); Cómo será la mujer (1973); En la cumbre (1974); En acción (1975); 'Te quiero', dijiste... (1976); Amor y cumbia (1976); Dos tardes de mi vida (1977); ¡Oh, qué gusto de volverte a ver! (1978); Con mariachi, vol. 1 (1979); Rigo Tovar en vivo (1979); Con mariachi, vol. 2 (1980); Reflexiona (1980); Rigo Rock (1980); Rigo 81 (1981); 10 años, tropicalísimo (1982); Sublime y bohemio (1982); Con mariachi, vol. 3 (1983); De nuevo en contacto musical (1984); El músico chiflado (1985); Quítate la máscara (1987); Baila mi ritmo (1989); La fiera (1989); Los últimos éxitos de Rigo Tovar (1989); El ritmo del sirenito (1990); El sirenito (1990); Rigo, el guapo (1992); Éxitos con banda(1994).