Genoveva siempre quiso trabajar en el transporte.
“Cuando comencé en el taxi todavía vivía mi madre y no estaba de acuerdo en que estuviera en el volante, porque decía que es un trabajo peligroso, pero yo quería seguir mi sueño; quería hacer lo que me gusta, que es manejar, y aquí ando”, relató Genoveva Valle Maldonado.
Genoveva es comerciante en el mercado Adolfo López Mateos, madre de familia y, además, tiene una carrera técnica en cultora de belleza, pero no ejerce porque asegura que su pasión es el volante.
Hace nueve años empezó en el servicio de radiotaxi a invitación de su consuegra, pero lo dejó porque en ocasiones se le dificultaba reunir el dinero para entregar la cuenta y el combustible. Además, Genoveva quería tener su propio vehículo y ser su propia dueña, hasta que lo logró.
“Pensé que iba a ser fácil, pero a veces no salía para la cuenta ni la gasolina, con el tiempo vas agarrando el hilo y te haces de tus clientes, y ahorita ya es diferente. Me siento segura de lo que hago, aunque uno tiene que lidiar con el tráfico y a veces con gente grosera en los semáforos; a veces te insultan, pero no les hago caso”.
Contó que su mamá fue una mujer trabajadora y un ejemplo a seguir, y ahora ella quiere ser la inspiración de sus hijos.
De su actividad diaria, comentó que dedica al menos 16 horas al volante, pero ha pensado en registrarse en las aplicaciones, pues ha observado una disminución en la demanda del servicio en los últimos seis años.