Le gusta el transporte, pero lamenta la falta de prestaciones y seguro social.
Desde hace cuatro años, Javier González trabaja como operador del transporte público, luego de que por la pandemia de covid-19 se terminó su contrato en una fábrica.
Antes de que llegara la emergencia sanitaria, comentó, trabajaba en una fábrica, pero hubo recorte de personal y tuvo que salir, ya que era de los nuevos contratados.
Su primera opción, dijo, fue el transporte público, pues le comentaron que los ingresos económicos son de por lo menos 300 pesos diarios. Aunque está a gusto en esta actividad, lamentó la falta de prestaciones y seguro social para su familia.
"Cuando empecé como chofer me capacitaron, me explicaron sobre los recorridos y lo que hay que juntar todos los días, y no me va mal. Afortunadamente todos los días llevo dinero a la casa, pero lo que sí nos hace falta es el seguro social, porque yo tengo familia", comentó.
Javier reconoce que ser chofer de "rutas" es una labor cansada y a veces estresante; sin embargo, afirmó que seguirá al volante al menos hasta que encuentre un empleo formal.
"Aquí no te va mal, pero todos los días tenemos que entregar una cuenta y un porcentaje para el combustible y lo que sobre es para el chofer; a veces son cien pesos y otros días hasta 500 o 600 pesos".