Andrés dejó la escuela para trabajar en el transporte.
Aunque su papá le advirtió que ser chofer del transporte público es una labor cansada y a veces estresante, no fue impedimento para que Andrés Nava siguiera sus pasos.
Desde hace diez años conduce una unidad del transporte público, y aunque ha podido comprobar lo que le decía su padre, afirmó que no ha pensado dejar el volante porque es un trabajo honesto con el cual ha logrado mantener a su familia.
Andrés es padre de familia de tres hijos, y a sus pequeños les inculca el estudio para tener una mejor calidad de vida. Él sólo terminó el bachillerato, pues desde entonces sabía que quería ser chofer, y a los 19 años de edad incursionó en el transporte.
Su pasión por el volante -indicó- lo orilló a abandonar sus estudios, y aunque a veces se arrepiente de no haber estudiado, dijo que está agradecido con su padre, que le enseñó sobre este oficio.
“Siempre me ha gustado manejar, es estresante porque es todo el día y estás bajo el calor y con el tráfico. A veces tienes que lidiar con los automovilistas particulares y la gente, pero es un buen trabajo”.
Recordó que su padre, quien hace unos años dejó el volante, le enseñó a manejar, y todos los días pone en práctica lo aprendido, por eso no ha sufrido accidentes viales.
Además de la enseñanza de su padre, afirmó que ha tomado unos cinco cursos de capacitación sobre el manejo a la defensiva y trato al pasajero.
Señaló que en lo económico no le va mal, sin embargo, en periodo vacacional sus ingresos disminuyen considerablemente, ya que lo fuerte de la Ruta 1 son los estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).