Forma parte de la tercera generación de choferes en su familia.
“Mi papá decía que si me gustaba y quería aprender a manejar que le echara ganas, y a los ocho años (de edad) ya movía los camiones. Ya no quise estudiar; sólo llegué a la secundaria porque sabía que lo mío es el transporte”, relató Ángel Eduardo Velázquez, quien trabaja como operador del transporte público.
Dijo que a los 16 años de edad comenzó a laborar como chofer de “rutas”, una labor que aprendió de su padre y a la que también se dedicó su abuelo.
Aunque su papá le advirtió de la gran responsabilidad que implica manejar una “ruta”, dijo que no logró convencerlo para dedicarse a otro oficio y desde hace casi nueve años conduce una unidad de la Ruta 5.
Ángel tiene 25 años de edad, es esposo y padre de familia de dos hijos.
Afirmó que está a gusto en su labor como chofer de “rutas”; sin embargo, ha pensado en buscar un empleo formal en una línea de autobuses donde cuente con prestaciones de ley y seguro social para su familia.
“Ser chofer es un trabajo bonito, pero en la ‘ruta’ es cansado y estresante porque a veces no hay tiempo ni para comer porque no hay operadores y sólo llegas a la base a entregar el dinero y otra vez ya te tienes que ir”, relató.
Señaló que está agradecido con su papá, que le enseñó este oficio, y gracias a sus consejos, no ha sufrido accidentes viales.
“Al camión se le pierde el miedo, pero no el respeto, y gracias a Dios desde que entré no he dado ningún golpe, ni choques y todos los días cuando salgo de la casa me encomiendo a Dios y todo ha estado tranquilo”.