La jojutlense Victoria Mendoza Salgado difunde testimonios de personas torturadas por el gobierno de México durante la Guerra Sucia en 1977.
Jojutla. El día martes 13 de agosto, a las seis de la tarde, en la biblioteca municipal “Presidente Adolfo López Mateos”, se va a presentar el libro “México 1977. Testimonios de tortura”, de la jojutlense Victoria Mendoza Salgado, editado por la Editorial Loto, de Metepec, Estado de México.
Se trata de un ejemplar con 249 páginas y un tiro de 1000 ejemplares, sobre testimonios de personas torturadas por el gobierno de México durante la Guerra Sucia en 1977.
Se espera sea un gran evento, ya que estará presente la autora Victoria Mendoza, quien radica en el país vasco.
Presentarán el libro también Francisco Valadez García, Julián Vences Camacho y María de los Ángeles Vences Gutiérrez. Como moderador estará José Luis Domínguez Guadarrama, también participarán Raúl Mendoza Salgado y Daniel Basurto
En el libro hay narraciones de Victoria y sus familiares que fueron víctimas de tortura.
El volumen se comenzó a escribir en el año 2000, pero tardó en editarse por respetar el tiempo que los testigos necesitaron para querer y poder hablar sobre sus respectivos testimonios.
En 2008 una versión del libro se editó y presentó, pero no se pudo registrar y ahora se ha mejorado en testimonios y contenido, y se decide lanzarlo como una primera edición con número de registro.
Las presentaciones serán en Metepec y Toluca, Estado de México, en la Ciudad de México, en Jojutla y Chilpancingo, Guerrero.
Además hay programadas ya tres presentaciones en septiembre y octubre en el país vasco: Azpeitia, Irún y Donosti-San Sebastián.
Los hechos afectaron en muchos aspectos a las víctimas directas y secundarias; en el caso de Victoria y su familia, agradecen que pudieron sonreír a esos episodios de tortura.
Es importante publicarlo, para darle voz a los que no pudieron sobrevivir la tortura y la represión política y militar de aquella época en que se aplicó sobre las víctimas el terrorismo de estado. Ha sido fundamental dar ese espacio en el libro a las víctimas para escribir su testimonio.
El libro está dirigido a quienes vivieron esa época, los sobrevivientes y a las nuevas generaciones porque es importante que conozcan estos hechos como parte de nuestra historia social y política.
Antes de este último sexenio, las autoridades y representantes políticos no dieron facilidades para hablar de estos hechos, ahora es más oportuno porque se ha creado la Comisión de la Verdad, con espacios para compartir estos testimonios, por el momento político de México es necesario y pertinente.
Sobre estos hechos y particularmente sobre lo que pasó Victoria y su familia se está haciendo un documental, que está por concluirse en un par de meses, con muchos esfuerzos del director y guionista Oskar Tejedor, debido a que no se han conseguido los apoyos económicos necesarios para poder realizarlo y concluirlo.
En agosto de 2022, en entrevista para La Unión de Morelos, Verónica explicó parte del terror del que fue víctima por parte del gobierno federal, los hechos ocurrieron en Jojutla, donde ella vivía con su familia.
A mi hermana Eréndira y a mí nos secuestraron el cuatro de agosto de 1977; yo tenía 17 años. Salimos de mi casa y fuimos a reparar una bicicleta en la colonia Emiliano Zapata. Eran unos hombres vestidos de civil, en un auto. Nos abordaron y nos dijeron que unos amigos nuestros habían tenido un accidente y nos necesitaban y que ellos nos llevarían. Nosotros subimos al auto y ya adentro nos dijeron que nos preocupáramos, que era un encuentro con la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Pero sospechamos de lo que estaban afirmando porque nos amordazaron, nos ataron las manos y nos vendaron los ojos; así permaneceríamos de ahí en adelante.
Nos estuvieron dando vueltas por varias horas por la ciudad, hasta que ya entrada la noche salimos de Jojutla y nos llevaron como a 20 minutos o media hora de allí, a una casa donde había un sótano al cual nos bajaron.
Adentro del sótano se escuchaban ruidos de autos, tráfico de la calle, y había un grupo de muchachos, uno de ellos nos dijo que nuestros captores no eran de la Liga, eran policías y nos iban a torturar.
-Ellos saben hasta dónde aguantamos, a nosotros llevan varios días torturándonos.
Contrario a lo que se pudiera pensar, a mi hermana y a mí esto nos tranquilizó un poco, al menos sabíamos quiénes eran esos tipos que, después nos enteramos, pertenecían a las llamadas “Brigadas Blancas”.
A los dos días, oímos que bajaron a dos personas más y reconocimos las voces de nuestros hermanos Xóchitl y Raúl.
Ahí permanecimos varios días, escuchando sus gritos y sus llantos cuando los torturaban.
Con posterioridad, a Eréndira y a mí nos trasladaron atadas de manos, amordazadas y vendadas, a los separos de la policía de Cuernavaca.
La tortura continuó. Nos interrogaron y nos obligaron a decir mentiras: que conocíamos a determinadas personas, el lugar donde se guardaban armas, etcétera; nada era cierto, pero querían involucrar a más gente y querían que nosotros confesáramos que andábamos en la guerrilla, asesinando a personas. Si nos equivocábamos nos pegaban y nos obligaban a repetir hasta que la grabación quedara como ellos querían.
En esos días, en tanto nos conducían por los pasillos escuché la voz de un hombre que hablaba inglés, daba indicaciones sobre la manera de ejercer e infligir dolor.
Mientras estuvimos en el sótano oíamos ambulancias, ladrido de perros. Nos cambiaron de sitio, nos llevaban fuera del sótano y hablaban entre ellos para que escucháramos. Decían, por ejemplo: “¿A quién nos echamos primero?”. Todo eso era para provocarnos terror, y lo lograron.
Sobre la guerra sucia en México, Jorge Mendoza García en “La tortura en el marco de la guerra sucia en México: un ejercicio de memoria colectiva”, explica que México vivió en las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo XX una explosión de grupos guerrilleros. Estos surgieron en el marco de movilizaciones de diversos sectores: magisteriales, ferrocarrileros, médicos, obreros, campesinos en demanda de tierras y estudiantes universitarios. La mayoría de estos movimientos fueron violentamente reprimidos: campesinos, médicos, ferrocarrileros, maestros y estudiantes encarcelados y muertos fue la respuesta que el estado mexicano dio a las demandas de estos sectores. Muchos de los reprimidos, y otros que vieron de cerca la represión, llegaron a la conclusión de que no quedaba otra ruta que la vía armada; esto es, la toma de las armas significó para muchos de ellos la última opción que el poder les dejaba. El control social que no funcionó dio paso a formas intolerantes de ejercicio de poder, violentas ellas, a quienes desafiaban el orden imperante.
Entre la guerrilla rural y urbana sumaron más de 30 agrupaciones en las décadas señaladas y tendrían presencia en 23 entidades del país, a una de ellas, a la Liga Comunista 23 de Septiembre, la han referido como la expresión guerrillera urbana de mayor alcance, toda vez que tuvo presencia en varios estados del país y constituyó el grupo más amplio en términos numéricos en tanto grupo urbano.
Mendoza García sigue explicando que a la presencia y actuación de la guerrilla, el estado mexicano le opuso una violencia cruenta, feroz, sanguinaria. Desplegó una serie de prácticas que rebasaron los límites de la legalidad. Pueblos arrasados en comunidades alejadas, allá en las montañas, detenciones masivas, detenciones ilegales, enclaustramiento en cárceles clandestinas, destierro, persecución, tortura y desapariciones fueron algunas de esas prácticas. A esta actuación del estado mexicano se le ha denominado guerra sucia.
La presentación de “México 1977. Testimonios de tortura”, de Victoria Mendoza Salgado, este 13 de agosto, es un evento gratuito y familiar.