En el Periódico Oficial “Tierra y Libertad” fue publicado el acuerdo 40/2011, por el cual el procurador, Pedro Luis Benítez Vélez, instruyó la creación de la Unidad de Odorología que quedará a cargo de la Dirección General de Servicios Periciales de la fiscalía estatal.
Según el acuerdo, “esta Unidad de Odorología consistirá en realizar la pericial apoyada por el elemento canino, quien identificará y comparará indicios moleculares de huellas olorosas humanas, de interés criminal, lo que permitirá contar con información muy precisa acerca de la identidad del individuo del cual procede el indicio.
“Los peritos criminalistas en el lugar de los hechos o hallazgo de un hecho delictivo, recabarán las muestras de olor necesarias, cumpliendo los procedimientos de cadena de custodia en cada muestra, con el propósito de que se suministre el banco de datos de olor”.
En 1964, en la antigua URSS, se realizaron los primeros estudios en la materia de odorología. La ex República Democrática Alemana desarrolló una metodología que para 1973 despertó el interés de otros países ex socialistas de Europa. En Hungría se crearon los primeros bancos de olores.
Para instaurar la Unidad de Odorología, la procuraduría deberá contar con perros estrictamente seleccionados, con entrenamientos especiales, así como con personal al que se le denominará conductor canino, capacitado en los conocimientos de etología básica y técnicas caninas para la odorología, entre otros.
Paralelamente deberá crearse el banco de datos de olores con la finalidad de hacer marcajes de personas por sus olores a nivel laboratorio para determinar si estuvieron o no en el lugar de los hechos o hallazgo del delito.