El artículo de hoy es la continuación de una pequeña serie de artículos donde abordo, desde una descripción personal, libros de mi interés sobre arquitectura y ciudad, que dio inicio con el artículo anterior donde analizamos el libro de Lacaton & Vassal, Actitud.
El libro de hoy lleva el título de La idea construida, del arquitecto Alberto Campo Baeza. Mi interés y admiración por este arquitecto ha sido, a través de mi corta o larga experiencia, enorme y de mucho respeto.
Alberto Campo Baeza es un arquitecto español que ha sabido trabajar su arquitectura con una maestría que muy pocos han podido realizar. Su arquitectura tiene una estrecha relación con la luz, motivo por el cual vemos sus edificios con naturaleza simplista, elegante y que te pone a reflexionar sobre lo que uno predica en arquitectura en cada paso que das por sus edificios.
Campo Baeza nos regala su experiencia y su filosofía a través del libro antes citado. La idea construida, nos comparte el arquitecto, es un escrito en el que pretende tocar a trasfondo sus pensamientos y de cómo estos pensamientos surgen de una sencilla idea que termina por materializarse en un edificio construido. La arquitectura nos enseña que no necesariamente para ser considerada como tal necesita ser construida. En muchos casos la arquitectura comienza desde el primer trazo, o un texto, por mencionar algunos.
Alberto Campo Baeza llamó, primeramente, La idea construida a su curso académico de 1988-1989 en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Quería expresar con estas palabras que la arquitectura, por encima de las formas con que se nos aparece, es idea que se expresa con esas formas. Es idea materializada con medidas que hacen relación al hombre, centro de la arquitectura. Es idea construida. La historia de la arquitectura, lejos de ser solo una historia de las formas, es básicamente una historia de las ideas construidas.