Gracias al transporte, Héctor pudo construir su casa y dar estudios a su hijo.
Desde hace dos años, Héctor Vázquez Martínez trabaja de tres a cuatro días a la semana, pues está consciente de que manejar cansado podría ocasionar un accidente vial.
Tiene una trayectoria de más de 30 años al volante, y aunque no tuvo la oportunidad de continuar con sus estudios, a su hijo le inculcó la escuela y terminó su carrera.
Héctor consideró que ser chofer es una labor cansada porque diariamente dedica hasta 13 horas al volante. El primer recorrido empieza a las 4:20 de la mañana y termina a las ocho de la noche, pero llega a su casa alrededor de las diez.
Por lo cansado que implica manejar una unidad del transporte público, dijo, desde hace dos años consiguió un ayudante para repartirse los días de la semana. Así cada uno labora entre tres y cuatro días.
"Tenemos privilegios en este trabajo. A veces va mal y a veces bien, pero ahí vamos, y por muy poco son 300 o 500 pesos en el día. Además, gracias a este trabajo construimos la casa y mi hijo terminó sus estudios de mecánica. Yo no pude seguir en la escuela porque salí de la secundaria y me puse a trabajar; me gustó más el dinero".
Héctor tiene 56 años de edad, asegura que se siente fuerte para seguir en este oficio y seguirá al volante hasta que Dios lo permita.
Cuando se vea obligado a dejar la "ruta", señaló, se dedicará a descansar junto a su esposa, a quien conoció siendo chofer hace más de tres décadas.