El Día de la Candelaria representa más que la tradición de los tamales; para muchas familias mexicanas, es el momento de presentar al Niño Dios en el templo, vistiéndolo con devoción para recibir su bendición.
Cada 2 de febrero, las familias mexicanas celebran el Día de la Candelaria, una fecha especial en la que se viste al Niño Dios y se lleva a bendecir a la iglesia.
Más que una costumbre, es un acto de fe y agradecimiento, en el que la elección del traje tiene un significado especial para cada devoto.
Para Arturo Rodríguez, estos días son de gran actividad, pues desde hace 38 años se dedica a la venta de trajes y a la restauración de imágenes del Niño Dios.
Con paciencia y dedicación, atiende las peticiones de quienes buscan renovar su figura, ya sea con un simple retoque de pintura o la reparación de alguna pieza.
“El 31, 1 y 2 son los días que viene la gente, ahorita por lo regular están viniendo, los traen a arreglar”, nos cuenta Arturo sobre los días de mayor demanda.
Los trajes más solicitados reflejan advocaciones religiosas como el Niño de las Palomas, el Nazareno, Cristo Rey y el Sagrado Corazón.
Aunque cada familia elige el atuendo según su devoción o peticiones personales, la iglesia sugiere evitar trajes con temáticas controversiales como con uniformes de equipos de fútbol, superhéroes u otros personajes.
“Normalmente me piden el blanco, el ropón, como tradicionalmente se debe vestir”, explica Arturo.
Los precios de los trajes dependen del tamaño del Niño Dios, y Arturo ofrece opciones para imágenes desde 2 hasta 50 centímetros, con precios que comienzan desde 100 pesos.
“Por decir, hay de 2 centímetros, 4 centímetros, seis, ocho, diez, 12 hasta llegar al 50”, señala.
Para muchos, esta tradición no solo es un acto de fe, sino una manera de fortalecer los lazos familiares y mantener vivas las costumbres que han pasado de generación en generación.