Tras la detección de la excavación de un incipiente túnel que pretendía ser utilizado como vía de escape por algunos internos del centro de internamiento, el funcionario detalló que más de la mitad de las cámaras seguridad instaladas en las esclusas (compartimento con puertas de entrada y salida) están inservibles.
Y es que, detalló, de las 18 cámaras de video vigilancia colocadas en estas áreas de control sólo funcionan ocho (que equivalen al 44%) y las cuales son totalmente obsoletas; el resto (el 56%) están en desuso, lo cual limita el monitoreo de las actividades tanto del personal de seguridad y custodia, como de los internos.
“Hay que ser honestos, estamos hablando de una gran deficiencia en la operatividad de las cámaras y precisamente se está manejando para el presupuesto que entra la renovación total”, dijo Toledano Sánchez, al reconocer que el Cereso de Atlacholoaya “en su momento fue un penal modelo” y ahora enfrenta deficiencias tecnológicas para controlar la seguridad interna.
Incluso, reconoció también que existe dificultad para inhibir dentro del penal la salida de llamadas por teléfonos móviles, a través de la cuales algunos reos siguen perpetrando delitos como la extorsión telefónica.
Por ello, sostuvo el militar en retiro, se está trabajando un proyecto con el gobierno federal para modernizar los instrumentos tecnológicos de seguridad en el penal de Atlacholoaya y el resto de las cárceles distritales.