Desde 1999 en Morelos, médicos, enfermeras, psicólogos y personas que han sufrido la pérdida de un familiar han fomentado la tanatología, cuya palabra se deriva del griego Thanatos, nombre de la diosa de la muerte.
Aunque la tanatología se practica desde tiempos remotos, a principios del siglo XX el ruso y Premio Nóbel de Medicina Elías Méchnikov, la bautizó como “la ciencia de la muerte”, y desde entonces formó parte de la medicina forense; no obstante, la doctora Elizabeth Kübler Ross es considerada como fundadora de esta ciencia.
De acuerdo con especialistas y organizaciones como la Asociación de Tanatología del Estado de Morelos, la clave para morir bien es liberarse de culpas, pedir perdón y resolver todos los pendientes en esta vida para emprender un nuevo viaje.
Generalmente cuando se trata de padecimientos terminales, los enfermos y las familias atraviesan por emociones negativas como culpa, miedo, angustia, enojo, impotencia, frustración, tristeza, depresión, soledad y dolor del alma.
Sin embargo, a través de la tanatología se procura convertir estas emociones en positivas tales como tranquilidad, confianza, serenidad, sensación de logro, alegría, plenitud y sosiego.
Pero la muerte también puede ser inesperada y es por ello que también la tanatología, tiene una serie de recomendaciones para que tengamos todo legalmente en orden y dejemos expresado a nuestras familias los últimos deseos, los cuales ayudarán a nuestros seres queridos a atravesar el proceso de duelo.
Por ejemplo, se recomienda hacer una carpeta en la que se tengan los documentos legales (acta de nacimiento, de matrimonio, copia de credencial de elector); la documentación legal importante (seguro de vida, información bancaria); cartilla de donación de órganos, si así fuera la voluntad; documentos de la funeraria; una carta donde se exprese si se desea ser cremado o sepultado, cómo deben ser los funerales y la lista de personas que se desea estén presentes en la despedida.
Además, dejar listo un testamento emocional para despedirse y agradecer a sus seres queridos los momentos compartidos, y la repartición de objetos de valor sentimental.