Aunque el verbo “conocer” en este caso sea el más superficial de los actos, ya que ese, el tono de recepcionista, es uno de los tantos que Mariposa tiene.
Muchos de sus amigos ni siquiera saben que trabaja en el hospital, la conocen en otros ámbitos, incluso contrarios, como en la cantada, echándose un palomazo, como solista o acompañando con poesía los conciertos de los trovadores que radican o pasan por Cuernavaca.
“Creció entre una bola de músicos –su familia- y su gusto por cantar la llevó a participar en cuanta fiesta y evento social se prestara. Más tarde -1992- estuvo en festivales sacros dirigiendo un coro por más de cinco años. Ha compartido escenarios con grandes y geniales músicos, generalmente en eventos altruistas y masivos”, expone en su biografía.
Nació en Taxco de Alarcón, Guerrero, un 18 de febrero, pero desde hace un montonal de tiempo radica en la capital de Morelos.
–Desde los cinco años mi mamá escribía las poesías que debía declamar en la escuela. Cuando leí por vez primera “Solo que sea por eso” de Ángel Rabanal: “¿Pos por qué me pega, Juan? No sea ansina majadero. No me jale de las greñas, ni me pegue en el celebro pos con los golpes me atonta; yo no me explico su genio”. Me pareció tan divertido que empecé a buscar un poco más de ese estilo”.
Eso, además de escuchar versos bellos de la música sacra que la rodearon durante su niñez y adolescencia le han dado a Mariposa una variedad de temas y tonos que se podrían considerar contradictorios, pero que ella ha sabido resolver a la hora de la escritura.
Su verso es libre, coloquial, prosaico, le canta al amor y al desamor, le arroja directas e indirectas al sistema político y social de cualquier país.
Sus escritores preferidos son Eduardo Galeano, Julio Cortázar y Vicente Huidobro, entre muchos otros, principalmente Nicanor Parra, creador de los “antipoemas”, estilo en el que Mariposa vuela con toda la libertad de sus alas.
Mariposa Valladares escribe con intención poética de hace más de 11 años, “aunque jamás con la intención de dar a conocer mis textos. Lo hacía porque estaba muy enojada con la sociedad, con la familia, con el sistema político y sobre todo con la vida misma que no me dejaba ir. Así fue como descubrí la antipoesía de Nicanor Parra y su forma de versar figuras que sí entendía desde esa edad”.
Fue invitada por tres poetas de distintas ciudades: Mónica Gameros, (D.F.) María Villatoro (Puebla) y Liliana Quijano (Villahermosa, Tabasco) para una gira pequeñita por distintas ciudades accesibles a sus posibilidades y tiempo; inició el 5 de julio de 2014. Se hicieron llamar “Medusas” y así anduvieron por Huachinango, Puebla, Puebla, el D.F., Pachuca, Hidalgo, Toluca, Estado de México y Cuernavaca.
–Fue una relación casi hermanada, ya que no contábamos con músicos sino únicamente con nuestras voces, performances, y toda la poesía lírica que podíamos dar. Participé con ellas en distintos foros e incluso hicimos cabaret, en un teatro de Puebla llamado Teatro café Marcell –muy bello por cierto– en donde tuvimos invitados como Paco Rubín (hermano de Erick Rubín, un ex Timbiriche) que hace poesía muy bella allá en Puebla. En el D.F. tuvimos el honor de tener de invitado a Rodrigo Solís, que es el pionero del “Choro” en México, artista, enorme aficionado a la bicicleta y gran escritor sin ninguna pose. A él lo conocí por tener una “tortillería editorial” virtual, en la que participábamos todos cuantos podíamos. Cerramos la gira el 6 de diciembre de 2014 en el Centro Cultural el Manojo en Cuernavaca, y el cierre oficial lo hicimos con tres maravillosos músicos: Fernando Medina “Ictus”, Markos Cadena (y) Alex Pozas, en un foro llamado Nexus, en Puebla.
El sábado 11 de julio de este año Mariposa y dos poetas participaron en una lectura abierta en la cárcel distrital de Jojutla para los internos y sus familiares. A pesar de que era día de visita familiar y los internos disfrutaban de la cercanía de sus familiares pusieron mucha atención a lo que aquellas tres personas leían, inclusive una de las internas leyó un poema de Mariposa.
En uno de sus poemas, titulado “Alzheimer”, Mariposa Valladares canta: Aún estamos en el bosque,/ puedo oír el murmullo/ de las hojas…/ ¿por qué no me despiertas/ ángel?/ Me parece que/ soy un dios sin sexo,/ un creador que/ solo produce espanto./ Murciélago que aprende/ hacer amistad con el sol.
La autora del libro de poemas Letras verdes afirma que en esta ápoca la poesía sirve “Para no olvidar que somos seres llenos de colores”, y en la actualidad trabaja en un volumen de cartas:
–He ido sacando poco a poco mi pesar triste, psicológico, de cada ser que ha pasado por mi vida, o que permanece, y sé que en algún momento alguien se va a sentir identificado con ellas. Trato de escribir un verso diario, pero me estoy enfocando a tallerear los cientos de textos que tengo, buscando ayuda de mis amigos profesionales en el arte de hacer letras.