“Pues sí, muchacho, esas y otras cosas pasaron aquí. Cuando mi general se encontraba tratando unos asuntos, alguien le soltó un disparo que por poco le da pero sólo le lampareó el sombrero. Una mujer gritó: ‘¡Allá. Allá, en el palacio!’ Alguien se echó a correr. De inmediato, el general gritó: ‘¡Eres mío!’ Montó a caballo y corriendo subió la escalera de piedra. Hurgó por cada salón y hasta el último rincón pero no encontró al mal tirador. Frustrado exclamó: ‘¡se me peló el muy jijo!’”
Zapata se acerca al hombre que narraba una de las veces que el general estuvo en Jojutla:
“Una muchedumbre entusiasmada lo rodeó y de todas partes salían gritos de vivas respondiendo la tropa con disparos al aire y el grito de guerra suriano: ‘¡Upa, upa Morelos. Viva Zapata!’
“Desde las ventanas las mujeres aplaudían y le arrojaban flores hasta que llegó al zócalo y al apearse…”
Una chica de ojos negros y rizadas pestañas, “de rebosante pecho y bien formadas pantorrillas” se abre paso entre la muchedumbre y le da un ramo de fragantes flores:
–En nombre de todas las mujeres morelenses reciba este ramo el jefe de la revolución, quien desde ahora es el libertador del sur– le dice Zapata.
“El general se conmovió tanto que después de recibir el ramo le estrechó la mano con delicadeza, se le quedó viendo un rato y le contestó”:
–Este ramo, este día de gloria y sobre todo las muchachas tan bonitas como usted serán quienes den buena suerte al ejército libertador del sur.
Hoy, 4 de diciembre de 2015, en la explanada de la presidencia municipal hay once adultos. Son las 17:45 horas y algunos vendedores de chucherías recién instalados observan también cerca de las bancas. Todos en silencio, con respeto, intercalando esas imágenes en tercera dimensión con los datos de los libros de historia repetidos una y mil veces por los profesores en las aulas.
En otra escena, el narrador da el contexto de aquella época y relata que había una gran crisis en México y todos los sacrificios que se tuvieron que hacer para financiar la lucha armada que encabezó el general en esta región de México.
–Conmigo o sin mí, la revolución tendrá que triunfar porque el Plan de Ayala es cosa sagrada. ¡Viva la revolución. Qué viva el Plan de Ayala. Qué vivía chochutla! –concluyó Emiliano Zapata y los asistentes gritan vivas y aplauden.
Aunque la puesta en escena dura escasos minutos, los pocos espectadores lo disfrutan y algunos hasta se toman fotografías con el actor que encarna al comandante supremo del ejército libertador del sur.
Moisés Cruz Arredondo, director de Turismo del Ayuntamiento de Jojutla, dijo que esta representación es un nuevo producto turístico que consiste en recrear escenas de las estancias de Zapata en Jojutla, como el episodio que relata Octavio Paz Solórzano, escribano y abogado del caudillo del sur, en el libro autobiográfico Emiliano Zapata, en el cual un francotirador le dispara a Emiliano pero no logra asesinarlo porque tuvo una mala puntería.
También platicó otro de los episodios: “A Zapata se le invitó a inaugurar la feria de Jojutla del primero de enero de 1915, él venía de Tlaltizapán y se le hospedó en la casa de José María Lara, muy cerca de la iglesia de San Miguel, allá se realizaba la feria de año nuevo, toros, y todo. En esa feria se le invitó una gran comida al general y éste se enferma del estómago y tuvo que quedarse una semana aquí para reponerse. Sus generales venían hasta Jojutla a recibir órdenes directas de Emiliano.”
El turoperador Refugio Barrera Miranda, campesino y chef, de 67 años, originario de Yautepec, quien personifica a Zapata desde hace nueve años, dijo que esta representación es el momento estelar del paquete de La Ruta Zapata, un producto morelense que ofrecen a particulares e instituciones y el cual han podido mostrar en varios lugares y eventos como en la Feria Mundial de Turismo, celebrada del 11 al 14 de noviembre de este año en Zacatecas.