“¡Qué chingue a su madre el juez. Aquí nosotros mandamos y te vas a la chingada!”, gritó el mismo comerciante que había insultado previamente al ex funcionario de Adame.
Cerca de ellos había líderes sindicales: el de Plaza Lido, Mario Lara López; y Ben Hur Hernández Bringas, hijo de Bulmaro Hernández líder del Nuevo Grupo Sindical (NGS), también funcionarios del gobierno municipal algo hablaban entre ellos, pero las mentadas de madre y demás insultos del grupo de ambulantes y gente identificada como “golpeadores” del NGS no permitía hilar su conversación. A 20 metros había una camioneta con un rótulo de Ministerio Público que había llegado minutos antes por la “marcha monstruo” que había anunciado Antorcha Campesina.
Tres ambulantes, entre ellos una mujer, sometieron a Javier López: uno le aplicó una llave china, la otra lo sujetó por los brazos y otro más empujaba el carrito del que Javier López se aferraba. Lo derribaron y enseguida voltearon el carrito de helados, ante la resistencia de la dueña, quien nada pudo hacer.
Las agresiones verbales subieron de tono y tuvieron que sujetar a los contendientes: los dos comerciantes y Javier López.
Visiblemente enojada, Lilia Jaimes Flores explicaba a los ambulantes que tenía una orden judicial para vender. Una reportera que acababa de llegar la interrumpió y le pidió una entrevista, poniéndole una grabadora o un celular en la boca… La mujer dijo que no, y siguió hablando.
Mientras esto ocurrió, a dos pasos de allí, un funcionario llegó y dijo que iban a retirar a todos los vendedores que, después de una semana, habían conseguido reinstalarse de nuevo en el Jardín Juárez. El funcionario se retiró y volvió a los pocos minutos: “El amparo está sobreseído”, dijo, y procedieron a retirar el carrito de helados, como si todos hubieran entendido lo que significaba ese tecnicismo jurídico. La dueña los siguió con un celular en la mano.
Los hombres y las mujeres se quedaron ahí, con los puños apretados y el rostro desfigurado por la furia, esperando otra ocasión para desahogarse.
Después comenzaría Antorcha Campesina con sus pronunciamientos y su festival cultural. Los granaderos vieron todo desde los pasillos del Palacio de Gobierno, no tuvieron que mover un dedo y se les veían serenos, incluso había algunos estaban alegres escuchando a los cantantes que habían llevado los antorchistas.