Dijo que en mes y medio de la actual temporada de lluvias, se ha logrado acumular casi el nivel de todo un periodo, y a pesar de que ello representa una importante recarga de los mantos freáticos, la absoluta mayoría del líquido que cae no es aprovechada.
De unos años a la fecha, más que lluvias se trata de trombas que lejos de ayudar afectan, porque caen en torrenciales que no pueden ser capitalizados por la infraestructura creada por el hombre o por la misma naturaleza.
Valencia Vargas explicó que del 100 por ciento de agua de lluvia, el 70 por ciento se evapora, otro 20 por ciento son escurrimientos de los que sólo la mitad logra almacenarse a través de algunos depósitos artificiales como las presas, la mayoría en la zona oriente. El otro 10 por ciento es absorbido hacia el subsuelo, pero en concreto en un porcentaje mínimo que tampoco podrá resolver la necesidad de consumo humano y para sistemas de riego.
Ya a estas alturas, prácticamente las presas y las lagunas en el estado se encuentran a tope, tendrán que ser desahogadas a través de compuertas de manera periódica para evitar derrames; sin embargo, la capacidad de almacenamiento no crecerá por más que siga lloviendo, “y ése es el problema, no tenemos dónde guardar más líquido, pero la población crece sin límite y exige abastecimiento”.