Cuautla, Morelos.- La Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) cuenta ya con el predictamen de los resultados de las pruebas de identificación genética realizadas a 117 cuerpos y restos humanos exhumados de la fosa común del panteón de Tres Cruces, en la comunidad de Tetelcingo, en el municipio de Cuautla, y sólo resta esperar que tanto la Fiscalía General del Estado como la Procuraduría General de la República presenten también sus resultados para comparar la información.
Este documento, según comentó el propio rector de la máxima casa de estudios, Alejandro Vera Jiménez, está avalado por grupos de expertos en antropología forense de Argentina y Perú, por la Universidad de Granada, de España (una de las instituciones con mayor pericia y prestigio de la Unión Europea en identificación genética), la Cruz Roja Internacional, entre otros organismos especializados.
El secretario de Extensión Universitaria y fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Javier Sicilia Zardaín, comentó que la celeridad para esclarecer el caso de la fosa de Tetelcingo depende de la voluntad de la fiscalía de Morelos y la PGR, porque la UAEM ya está lista para comenzar con el cruce de información e identificar los cuerpos (inhumados en marzo de 2014 de manera irregular y bajo indignas condiciones) para saber si algunos de ellos corresponde a uno de las miles de personas desaparecidas y devolver los restos a sus familias.
“Vamos a tener una reunión para empezar a empatar los datos justamente con todas las instituciones y si no para exhibirlas, que no están trabajando, yo sé que la fiscalía por desgracia no está haciendo su trabajo y pues ahí están crímenes graves que ya denunciaremos en el justo momento”, dijo.
“En marzo de 2014, decenas de cuerpos fueron inhumados en una fosa ubicada en el panteón de Tres Cruces, en la comunidad de Tetelcingo, en el municipio de Cuautla. Entre los cadáveres se encontraba el de Oliver Wenceslao Navarrete Hernández (comerciante secuestrado y asesinado en mayo de 2013), cuyo cuerpo fue reclamado por su familia, pero la fiscalía de la región oriente pidió postergar la entrega para continuar con las investigaciones.
Pese a la insistencia de la familia por recuperar el cuerpo, la fiscalía decidió unilateralmente inhumarlo junto con los restos de más de cien personas no identificadas, en la fosa común de Tetelcingo.
Derivado de la lucha de la familia de Oliver por recuperar el cuerpo, es que salieron a la luz pública una serie de irregularidades que culminaron en un escándalo nacional e internacional. Ante la presión de organizaciones sociales, de víctimas, de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y la intervención de organismos nacionales, es que la fiscalía estatal se vio obligada a abrir la fosa el pasado mes de mayo para exhumar los cuerpos y realizar nuevas pruebas genéticas junto con la PGR y la UAEM, ante la presunción de que algunos cuerpos podría pertenecer a personas reportadas como desaparecidas.
Según la fiscalía estatal, le tomaría al menos seis meses procesar las muestras biológicas y tener los resultados para hacer cruce de información con los análisis obtenidos tanto por la UAEM como por la PGR, sin embargo, la universidad estatal en poco más de dos meses terminó con la tarea científica y espera que las procuradurías se apresuren a culminar la suya.