Jojutla.- Los recursos federales por más de tres millones de pesos destinados al refugio de la mujer “Agua Azul”, otorgados el año pasado, no cumplieron los objetivos de brindar un lugar seguro a las mujeres violentadas, porque se realizaron hechos de corrupción, fraude e incluso violencia hacia la mujer, revelaron cuatro –de cinco- ex trabajadoras.
En conferencia de prensa, las sicólogas Hannalí Amaro Vicario, Nancy Benítez Martínez y Yazmín Zárate Alejandre, junto con la trabajadora social Isaura Martínez Quintana, quienes fueron contratadas para laborar en el refugio de mayo a diciembre de 2016, con esos recursos, revelaron diversas y graves irregularidades realizadas por las responsables, la directora de la instancia de la mujer Maricela Román y la encargada del área jurídica Rocío Hernández, así como la regidora del área Graciela Domínguez García.
En principio, señalaron que para obtener el presupuesto federal, una de ellas mintió a los supervisores, al decir que ya había mujeres albergadas, cuando en ese momento no había ninguna.
“Mentí obligadamente, el 17 de marzo 2016, para decir que sí había usuarias. Dije, sí hay mujeres, sí las tratamos y fue todo mentira, todos los expedientes desde enero a marzo de 2016 son falsos”, reconoció Nancy Benítez Martínez, quien añadió que “hay cosas que son muy negras”.
Dijeron también que las autoridades municipales no permitían salir a las mujeres que debían egresar y eso es una forma de violencia. Les decían que iban a salir mañana y luego no se lo permitían. “Juegas con los sentimientos de las personas, les provocas ansiedad. Muchas mujeres salieron más afligidas”.
Señalaron que una vez que comenzaron a trabajar, desde finales de mayo 2016 y hasta julio de ese año, les recortaron la mitad de su salario de 18 mil 275 pesos mensuales, que creyeron que era por disposición del alcalde Alfonso de Jesús Sotelo.
“Ya que cobrábamos el cheque, íbamos al banco y la licenciada Maricela nos llevaba hasta el banco. Posteriormente, nos esperaba hasta que cobrábamos; de ahí nos llevaba en su coche y nos llevaba a la instancia a retirarnos lo que es la mitad del dinero. Nosotros dijimos okey, está bien porque sabe el alcalde, porque todo está bien, es un acuerdo, pero de repente nos dieron la renuncia y nos empezaron a amenazar, nos dijeron que el edil iba a meter a su gente. Decidimos hablar con el alcalde y él dijo que no tenía conocimiento”.
Señalaron que el presidente las apoyó con abogados de la misma presidencia municipal, como el entonces director de evaluación y seguimiento Alberto Salgado, pero después abandonaron el caso.
“Se demandó pero nosotras no tenemos poder, desgraciadamente las cosas así se manejan y manejaron la demanda a su antojo. El presidente trató de solucionar las cosas de la mejor manera, pero ella (la regidora Graciela) no accedió”.
Dijeron que acudirían a presentar una queja ante los derechos humanos para intentar recuperar su dinero, alrededor de 30 mil pesos por cada una.
Añadieron que ellas mismas fueron víctimas de violencia sicológica, pues las encerraban en las oficinas para hablar con ellas y las intimidaban.
“Es un refugio que se supone que apoya a las mujeres en situación de violencia. Tú misma, trabajadora, eres una persona que estás sufriendo la violencia, eso es incongruente”.
Aseguraron que otra de las irregularidades, es que no había alimento ni ropa suficiente para las mujeres maltratadas.
“A veces, cuando iba saliendo, (las internas) me decían ‘oye, coopérame con algo, no tenemos nada que comer ‘y yo siento que también esa parte era prioridad, el dinero que les habían dado para el proyecto pues alcanzaba para darles bien de comer”.
Otra anomalía más, fue que las internas se quejaban de que sus asuntos, en materia jurídica, no avanzaban. “Incluso una ex usuaria que salió, nos dijo ‘ya no siguieron nada (de su caso) yo lo tuve que seguir por mi parte, tuve que buscar dinero y estar pagando mi abogado’”.
Aseguraron que cuentan con audios donde las usuarias relatan las anormalidades que vivieron.
Resaltaron que cuando el centro nacional de equidad de género realizaba supervisiones, a ellas las hacían a un lado, para falsear la información.
“La información que nosotros trabajamos, ahí la manipulaban a su antojo, incluso una vez yo llegué a la oficina y los expedientes estaban hechos bolas, lo que hacía trabajo social estaba en jurídico, lo de sicología estaba en trabajo social; era algo que ellas manejaban, ellas lo manipulaban”.
“Sabemos que un refugio es importante para las mujeres, es triste que hagan ese tipo de situaciones y no se vale que ellas mandaban lo que se les daba la regalada gana, mostraban lo que querían, no nos daban un seguimiento, no nos enseñaban, eso es terrible”, resaltaron.