Comenzó con la toma de Tlaquiltenango.
Tlaquiltenango.- Hace 112 años, el estado de Morelos se sumó al movimiento revolucionario en Tlaquiltenango, donde un grupo armado tomó la presidencia de ese municipio.
Con una jornada cultural en el zócalo se conmemoró el hecho, en donde se ofrecieron varias conferencias.
El historiador Agur Arredondo Torres dijo que, en realidad, las condiciones económicas, políticas y sociales ya estaban agitadas por dos fraudes electorales en ese entonces.
Dijo que años antes del inicio de la Revolución mexicana había un “club político” denominado “Melchor Ocampo”, de Villa de Ayala, que tenía simpatizantes en Tlaquiltenango, entre ellos Gabriel Tepepa.
“Desde 1908, la población ya tenía experiencia agrupándose porque había participado en dos procesos electorales que resultaron fraudulentos; el de 1908, para gobernador del estado, en donde la mayoría apoyaba a Patricio Leyva, pero ganó el candidato del gobierno, Pablo Escandón, y el pueblo creyó que les hicieron fraude; y el de 1910, donde gana la presidencia de la República Porfirio Díaz, también con la impresión de fraude”.
Destacó que ambos hechos generaron un gran malestar entre los clubes políticos que existían entonces en diferentes municipios.
Vieron que después de dos fraudes no había posibilidades del cambio que buscaban, por lo que decidieron ir por la vía armada.
Pablo Torres Burgos, integrante del club político de Ayala, que simpatizaba con Madero, fue a visitarlo a los Estados Unidos para ponerse de acuerdo con él, pero ante su ausencia en Morelos, al tardarse en regresar, Gabriel Tepepa inició la rebelión, el 7 de febrero de 1911.
“Ese día tomó el Ayuntamiento de Tlaquiltenango, fusiló a varios, quemó las oficinas, para llamar la atención”.
En esta acción habrían participado entre 30 y 70 personas, de acuerdo con los historiadores.
Esto motivó a otras agrupaciones, sobre todo la de Villa de Ayala, que estaba encabezada por Montaño, Torres Burgos y Zapata, a hacer lo propio y finalmente decidieron tomar las armas el 11 de marzo de ese mismo año. De ahí en adelante encabezarían el levantamiento en el sur.
Opinó que Morelos, comenzando con Tlaquiltenango, no se incorporó a la Revolución de manera espontánea, sino debido al enojo, la decepción y otras cosas más, acumuladas con los fraudes.
“Más allá de los desmanes, los muertos y la guerra, el 7 de febrero se da un punto de inflexión entre la sociedad de aquel tiempo, que decide cortar con una época para iniciar otra”.