César Salazar Solís narró en conferencia de prensa, que trabajaba en una tienda Comercial Mexicana del Distrito Federal, cuando en 2006 lo invitaron a hacerse cargo de la jefatura de área administrativa en la nueva sucursal de Jojutla, que se abrió en julio de ese año.
Aceptó el encargo y el 18 de noviembre de 2008, prosiguió, fue interceptado por agentes judiciales de Cuernavaca al entrar a la tienda y le dijeron que había una orden de presentación. Sin embargo, no fue de presentación, sino que de manera directa lo pusieron a disposición de un juez y fue ingresado a la cárcel distrital.
Le explicaron que fue acusado de robar a la tienda 226 mil pesos desde 2007, en complicidad con otros empleados, de lo cual se declaró inocente. “Me acusaban de pedir dinero a la caja, en varias ocasiones, desde 50 hasta 100 mil pesos; pero no era congruente esta acusación, porque hay un superior que debe aprobar esto.”
La denuncia fue interpuesta en Xochitepec (Xo/1ª/412/07-09), y enviada hasta un año después a Jojutla, se quejó.
Asimismo, le tomaron su declaración siete meses después de que ingresó al penal.
Durante el proceso no le pudieron comprobar el delito de robo calificado y salió libre el 9 de julio de 2010, sin embargo, la empresa apeló la decisión ante el Tribunal Superior de Justicia el 3 de febrero de 2011, pero tampoco le pudieron comprobar nada, por lo que la sentencia absolutoria quedó firme, explicó.
“Estuve recluido 599 días. Realmente puedo decir lo que todo el mundo sabe, lo que se ha visto en las películas; que en la cárcel están los tontos y los jodidos, porque a veces no hay con qué pagarle a un abogado para que te pueda ayudar a salir, aunque no seas culpable; la defensoría de oficio tiene demasiados casos y no se dan el tiempo para cada uno. Este tiempo es irrecuperable, pierdes trabajo, amigos, y ya no puedes ver a un hijo porque estás en la cárcel por un delito que no cometiste.”
Dijo que ahora ve la vida de manera diferente y valora cada cosa que tiene, además de que integrarse a la vida productiva se vuelve complicado luego de haber estado en la cárcel.
Expuso que una vez que superó todos los trámites, y con la confianza de no haber sido culpable, acudió el 28 de febrero de este año a su trabajo, para ser reinstalado, pues su empresa no le pudo comprobar el delito. Sin embargo, no lo recibieron y le ofrecieron muy poco, por lo que acudió a la demanda ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.
“Tratamos de llegar a un acuerdo. Lo único que quiero es que me paguen mis salarios caídos, ya sea que me reinstalen en el trabajo que tenía o que me liquiden y hasta la fecha no ha habido nada. Me dijeron que se iba a resolver el 15 de julio y no hubo respuesta. Ya se fueron de vacaciones todas las instancias legales que tenemos, en la Junta de Conciliación no ha habido nada, así que habrá que esperar a que regresen. Lo que requiero es que me liquiden, me den lo que me toca, lo que debí haber devengado en todo el tiempo que estuve detenido a causa de mi patrón; el daño moral y todos los demás daños nadie te los va a pagar. Lo único que quiero es borrón y cuenta nueva para volver a empezar sin olvidarme donde estuve.”