Jojutla. Hace algunos días, Hugo Calderón Carbajal recibió un reconocimiento por haber contactado con 50 países, vía radio, una afición que practica desde muchos años y que las nuevas generaciones desconocen.
Es radioaficionado con el indicativo XE1RCH, otorgado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), y tiene un equipo que consta de un radio Kenwood modelo TS450, y una antena Yagi de cinco elementos.
En entrevista, el profesor jubilado platicó que cultiva esta afición desde chiquito.
Su recorrido por la radio afición inició desde que era un niño, cuando veía a su madre realizar las labores del hogar, o preparándose para ir a laborar, siempre escuchando su radio de transistores, sintonizando las estaciones de radio de ese entonces, como la XEW, XEB, y la XEDO del Estado de Morelos.
“Yo fui el clásico niño, que, en mi ingenuidad, me asomaba al interior del aparato de radio para tratar de ver a las personas que hablaban y me hacían imaginar un mundo sorprendente, y ahí fue donde se despertó esta pasión por el radio que me acompaña hasta el día de hoy”.
Con el paso de los años, y siempre con el gusto de hacer radio, tuvo la oportunidad de ingresar a industria radiofónica, como locutor en la emisora XHZPC “La Super Z” de Jojutla, Morelos.
Posteriormente se convirtió en diexista, esto es, un oyente de estaciones de radio que transmiten en onda corta, diferentes a las frecuencias de Amplitud Modulada y Frecuencia Moduladas, conocidas.
Una de las características de la onda corta, es que las ondas radiales pueden viajar a miles kilómetros de distancia sin mucha dificultad, por lo que se puede escuchar una emisora ubicada en Rumanía o Taiwán, por ejemplo, como si fuese una estación local.
El maestro Hugo relata que “como diexista tengo varios reconocimientos que me han otorgado algunas emisoras extranjeras como Radio Rumania Internacional, Radio Taiwán, Radio Praga y Radio La Voz de Vietnam”.
Existen varias organizaciones de radioaficionados en México, siendo las más conocidas, la Federación Mexicana de Radio experimentadores (FMRE) y la Asociación de Radioaficionados de la República Mexicana (ARARM).
En el ámbito internacional, la organización más reconocida es la ARRL The National Association for Amateur Radio, con sede en los Estados Unidos.
Todas esas organizaciones admiten exclusivamente a radioaficionados que cuenten con una concesión otorgada por las autoridades correspondientes, pero también existen otras organizaciones para personas que pueden transmitir en el segmento de uso libre, es decir, en donde no se requiere de alguna autorización para transmitir, lo que se conoce como “la banda de los once metros”.
En este tipo de frecuencias de los once metros también existen diversas agrupaciones como el grupo Alfa Tango, Sugar Delta, etcétera.
Este tipo de frecuencias de uso libre las utilizan regularmente los taxistas y los operadores de vehículos pesados en las carreteras.
Básicamente la radio afición es la comunicación vía radio, entre dos personas, y que puede ser de diversas maneras, por ejemplo, fonía o usando la clave Morse, y actualmente se dispone también de medios digitales y la utilización de satélites para realizar los comunicados.
Un aspecto interesante de la radio afición, es que utilizamos un lenguaje llamado Código Q, para evitar las limitaciones que pudiese implicar los diferentes idiomas.
Por ejemplo, si yo le digo a mi interlocutor cuál es su QRZ, les estoy preguntando su indicativo, QTH, su ubicación, etcétera.
También utilizamos el lenguaje radiofónico, que consiste en utilizar una palabra para designar una letra, por ejemplo, Alfa (A), Bravo (B), Charly (C), y así sucesivamente.
El maestro Hugo Calderón Carbajal considera que la “magia” de la radio afición es precisamente la posibilidad de poder contactar con alguien en alguna otra parte del mundo, que comparte la misma afición por hacer radio, y poder intercambiar ideas, conocer las costumbres y tradiciones de ese país, fomentándose así la fraternidad y amistad con alguien que tal vez nunca lo conozcamos, pero que con el que establecimos contacto y pudimos hablar, sin importar la distancia geográfica ni el idioma.
Las Asociaciones de radio mencionadas hacen convenciones y congresos anuales.
La radio afición surge con los experimentos que Guillermo Marconi hizo a fines del siglo XIX para enviar señales de morse a través del espacio.
Posteriormente, y como generalmente sucede, los militares vieron en el empleo de la radio una herramienta valiosa para sus fines, lográndose así un desarrollo de las comunicaciones por este medio.
Más adelante, la sociedad civil tuvo una mayor participación en el desarrollo y ordenamiento del radio, creándose varias asociaciones a nivel mundial para regular y proteger el uso del espectro radioeléctrico.
El maestro Hugo platica que ha contactado con varios países de Europa como Inglaterra, Holanda, Alemania, Dinamarca; también de Oceanía como Nueva Zelanda, Isla de Chatham, Reino de Tonga; de Sudamérica con Brasil, Argentina, Chile; del Caribe como Cuba, Haití, República Dominicana; de Centroamérica con Honduras, Costa Rica, Panamá; Norteamérica con Canadá, Estados Unidos y México. “Actualmente tengo un registro de más de sesenta países contactados”.
El país que más le ha impactado es el Reino de Tonga, localizado en Oceanía, porque es un país que no conocía y le pareció interesante enterarse de que su forma de gobierno es una monarquía.
El maestro Hugo relató que durante el terremoto del 2017 en Jojutla, estuvo en contacto con varios radioaficionados de otros países, informando sobre la situación que había en esos momentos, y fueron muy motivante las palabras de aliento que enviaron, y la disposición que tenían para apoyar de alguna manera ante dicha tragedia.
Lo que más disfruta es hablar directamente con el interlocutor, cuando puede platicar con alguien, y es aquí donde ve una gran diferencia con algunas formas actuales de comunicación, como los mensajes de texto del celular, en donde generalmente se envían comunicados muy concretos, utilizando códigos generalmente aceptados, y dejando de lado la comunicación oral, que es básica en el ser humano.
“Yo soy un convencido de que la expresión oral es la forma más natural de comunicarse entre las personas, hablar es una facultad que nos ha costado miles de años el desarrollarla, y no utilizarla adecuadamente, un triste desperdicio. Por eso es que me gusta hacer radio, para hablar”.
Otro detalle que recuerda muy bien es que a él siempre le gustaba imitar a los locutores de las estaciones de radio, cuando presentaban las canciones y a los cantantes.
Cuando estudiaba en Acapulco, al lugar donde vivía compartiendo habitación con otro estudiante, llegó un cantante profesional, que tenía continuamente trabajos en los centros nocturnos y otros negocios, y el maestro Hugo le ayudaba tomando el micrófono y presentándolo.
En una ocasión, el presentador de un centro nocturno faltó, y al no haber quién hiciera esa actividad, el cantante propuso al maestro y éste se aventó “al ruedo”, como dicen los cronistas taurinos.
A partir de allí, comenzó a ser llamado para maestros de ceremonias y él lo hacía y lo hace con gusto, le causa placer hablarle al público.
Se jubiló con 32 años de servicio, después de laborar en el nivel medio superior, en el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de servicios (CBTIS) 223 de Galeana, en donde ocupó varios cargos como Jefe de diferentes departamentos, y como Subdirector del plantel.
Otra satisfacción personal fue el haber formado parte del primer equipo de futbol americano en el Estado de Morelos, que llevaba el nombre de “Iguanas” del Tecnológico de Zacatepec, y que precisamente este año se cumple el cincuenta aniversario de su fundación.
También jugué futbol americano en el equipo de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, que se llamaban “Mandriles”.
“Recuerdo una anécdota relacionada con el deporte, en la que casi me convierto en luchador profesional.
“En esa época, yo vivía en Acapulco, en donde estudiaba mi carrera universitaria y laboraba en el ámbito turístico, y también era asiduo asistente a las funciones de lucha libre que se presentaban en la Arena Coliseo de ese puerto.
“En una ocasión, me mandó traer el empresario y me invitó a que entrenara lucha libre, porque querían prepárame para dedicarme al deporte de los costalazos de manera profesional.
“En un principio me entusiasmó la idea y estuve entrenando un tiempo con unos japoneses que conocían de lucha.
“El empresario ya me tenía listo mi traje, era una máscara azul muy bonita, demás ya tenía yo nombre, Titanic.
“El empresario me citó nuevamente y me comunicó que ya tenía preparada una gira por la república mexicana, para foguearme y que mi debut sería al mes siguiente.
“Yo le dije que no podía dejar mis estudios y que no podría ir a esa gira, lo que evidentemente molestó enormemente al empresario y allí terminó la idea de ser luchador profesional”.
Su ídolo era Santo el enmascarado de plata, supo que este luchador se presentaba en la Arena Isabel, de Cuernavaca, pero nunca pudo ir a verlo luchar en persona.
Sin embargo, una vez se presentó La Caravana Corona, en Zacatepec, que era un grupo de artistas que daban función en las ciudades de todo México, y en el cartel se anunciaba el Santo realizando actos de escapismo.
Ese día el maestro Hugo estuvo ahí desde muy temprano y entró a ver a su ídolo, y no nada más pudo verlo, sino que cuando El Santo realizaba su acto, pidió que alguien del público pasara al escenario, el maestro levantó la mano y pasó a ayudarle al enmascarado y hasta le aplaudieron.
Ese fue un instante que no olvida.