Criticaron que la policía del alcalde Ángel Rivera Bello no atienda sus reclamos y advierten que podrían llegar a hacer justicia por su propia mano.
Desde luego, se supone que hay leyes que castigan a los delincuentes, pero cuando esto no se ve, los ciudadanos caen en la impotencia y la desesperación.
Por otra parte, las balaceras de hace unos días en Tlaquiltenango, el último “levantón” en Jojutla y los últimos acontecimientos en Cuernavaca, son, sin duda, un síntoma del crecimiento delictivo en la región y el estado, que propicia la sensación de inseguridad.
Las corporaciones policiacas son insuficientes en personal y capacidad para atender esta situación.
Las autoridades estatales tratan de consolarnos diciendo que no estamos como en otros estados donde la violencia es permanente, pero lo cierto es que hay inquietud entre la población por estos hechos que si bien, afortunadamente no son cotidianos, sí son cada vez más recurrentes y violentos.
Si ya de por sí las corporaciones policiacas no podían con la criminalidad habitual –robos, asaltos, lesiones–, ahora con los delitos de la delincuencia organizada, menos.
Ante esta situación, además de exigir a las autoridades que cumplan con su función, los ciudadanos debemos tomar mayores medidas preventivas para evitar ser víctimas de un hecho delictivo. Cuidarnos y cuidar a quienes están cerca de nosotros, parece ser por ahora lo único que se puede hacer ante esta situación de inseguridad por la que atraviesan el país, el estado y nuestra región sur.